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Cientos de personas mueren cada día en Alepo, la mayor ciudad de Siria, a causa de la guerra que libran el gobierno de ese país y su aliado ruso contra los grupos rebeldes y los terroristas.

Para el jefe de operaciones humanitarias de la ONU, Stephen O’Brien, lo que sucede en Alepo es la “catástrofe humanitaria” nunca antes vista en Siria, y que el sistema de salud en la parte sitiada “está a punto de colapsar por completo”.

El funcionario afirmó que un centenar de niños murió durante los últimos bombardeos realizados por el gobierno sirio y Rusia, mientras que más de 100.000 menores se encuentran atrapados en las zonas bombardeadas.

“Un día, no habrá lugar donde esconderse para los individuos y las instituciones que, de forma cínica y sin piedad, cometen estos crímenes de guerra”, dijo O’Brien.

El cerco impuesto en la zona rebelde de Alepo, al este de la ciudad, hace que la comida y el agua sean difíciles de conseguir, por lo que es complicado “alimentar a más de 40.000 personas en un mes”.

La ONU, añadió, está preparada para socorrer a los civiles de los barrios rebeldes de Alepo que son blanco de los bombardeos.

“Siria sangra, sus habitantes mueren. Todos escuchamos su llanto en pedido de ayuda”, reflexionó.

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