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Turquía se encuentra en un lugar estratégico entre el Cáucaso, Asia Central, Oriente Medio y Europa, y eso lo convierte en un punto ideal para la distribución de energía. Desde el comienzo de la actual crisis política en Ucrania, el país ha subido al primer puesto de la lista de socios para Europa en lo referente a las exportaciones de petróleo y gas natural.
“Observamos un creciente interés de compañías europeas e internacionales en el mercado de energía de Turquía”, dice Christian Grun, de la compañía de servicios energéticos de Essen ConEnergy. Un interés que se debe a varios factores: por un lado, la economía de Turquía creció en casi un 10 por ciento en 2010 y 2011. Por otro, cuenta con una población joven, con una edad media de 28 años. “Y su posición geoestratégica es única”, añade Grun, señalando también que la liberalización del mercado turco representa una de las mayores oportunidades y retos para el país.
Abrir los mercados
“En estos momentos están cayendo los monopolios del Estado, y el mercado está abierto para compañías tanto turcas como internacionales”, dice Grun. Muchos proveedores del sector energético ven la tendencia a la liberalización como una oportunidad ideal para entrar al mercado. “Varios de los gigantes de la energía en Europa no quieren perderse esta ocasión, entre ellos EON y RWE. Y muchos otros proveedores seguirán sus ejemplos”, afirma el experto.
Turquía está desarrollando además varios proyectos para diversificar sus suministradores de energía. Por una parte está el corredor energético sur, diseñado para transportar gas natural del mar Caspio y Oriente Medio a Europa sin pasar por Rusia. Este corredor recibirá su suministro del gasoducto Trans-Anatolian (TANAP), cuyo objetivo es transportar gas natural de Azerbaiyán a través de Turquía hacia Europa.
El proyecto está valorado en 32.500 millones de euros comenzará en 2015, y durará 4 años, según el diario Hurriyet. Se espera que el TANAP extraiga 16.000 millones de metros cúbicos de gas de Azerbaiyán, de los cuales 10.000 se llevarán a Europa, y 6.000 se quedarán en Turquía.
Por otra parte, el gobierno regional de kurdistán, con sede en el norte de Irak, tiene planes para comenzar a exportar unos 4.000 millones de metros cúbicos anuales a Turquía a partir de 2017, según han informado medios de comunicación turcos. Otros potenciales focos de interés son Chipre e Israel, donde recientemente se han descubierto fuentes de gas natural en sus costas.
Sin milagros
Por el momento, según el experto en energía turco Mehmet Ögütcü, TANAP es el único proyecto con futuro asegurado. Pero aún en el caso de que saliera adelante tal y como está planeado, Ögütcü no cree que vaya a convertir a Turquía en una central de energía, e insiste en que a pesar de las posibilidades que ofrezca para Europa, la independencia total de Rusia no es posible.
Esto que no quita que Turquía pueda ser un buen proveedor adicional: “Turquía es un socio fiable porque forma parte de la OTAN, la OCDE, el Consejo de Europa, y se ha postulado para ser miembro de la Unión Europea. Por ello, puede contribuir a una diversificación del enfoque europeo hacia las políticas energéticas”, dice Ögütcü.
Además, la seguridad del suministro de Turquía no está afectada en absoluto por la crisis actual que vive Rusia, y tampoco peligrará en el futuro próximo, según Faith Birol, economista jefe de la Agencia Internacional de Energía. “Turquía tiene un papel clave en la política energética global. A través de su posición, Turquía puede servir como país de tránsito seguro para la energía”, dijo Birol en entrevista con DW.
(Fuente: Deutsche Welle )