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“Los planificadores de Estados Unidos y Europa occidental creían que si estallaba una guerra entre Occidente y la Rusia de Stalin esta se desarrollaría lógicamente en Europa. La realidad de las armas nucleares, sin embargo, significaba que ambos lados evitarían la confrontación directa y que en su lugar se enfrentarían en una serie de guerras subsidiarias por todo el mundo”, afirma el escritor de defensa y seguridad nacional Kyle Mizokami en The National Interest.
Según el experto, “la misión estratégica de la OTAN era evitar la destrucción de la alianza mediante la fuerza militar” y para ello eran esenciales cuatro puntos: “obtener superioridad aérea, mantener las líneas de comunicación marítimas abiertas a América del Norte, mantener la integridad territorial de la República Federal de Alemania y evitar el uso de armas nucleares”.
OBJETIVOS: TIERRA Y AIRE
En 1988, el plan de la OTAN para la defensa de Europa occidental era “una doctrina de defensa avanzada en la que las fuerzas soviéticas y del Pacto de Varsovia eran detenidas lo más cerca posible de la frontera interior alemana”. Según Mizokami, una “defensa profunda habría puesto en peligro a prácticamente toda la población de Alemania Occidental y habría supuesto 40 años de reconstrucción de posguerra”.
El escritor de defensa revela que “la OTAN aparentemente no tenía ningún plan de batalla unificado” más allá de luchar hasta que las fuerzas soviéticas y del Pacto de Varsovia “quedaran agotadas”. Las fuerzas del Ejército de Alemania Occidental, inflexibles a nivel estratégico, se permitieron cierta flexibilidad a nivel táctico y Estados Unidos ideó la batalla aeroterrestre, una doctrina que estipula que las unidades terrestres y aéreas trabajarían juntas para golpear al enemigo al mismo tiempo.
En el mar, “la misión principal de las fuerzas navales de la OTAN era mantener abiertas las rutas marítimas entre América del Norte y Europa” con el fin de garantizar el flujo de refuerzos desde Estados Unidos y Canadá, y en el aire “las flotas aéreas de la OTAN tenían asignadas varias funciones”. Así, los estadounidenses F-15 y F-16, el británico Tornado ADV y el alemán F-4 Phantom, entre muchos otros aviones, intentarían establecer la superioridad aérea sobre el continente, mientras que los Tornado IDS británicos y alemanes, por ejemplo, volarían en misiones de contraofensiva aérea.
¿EL FIN DE LA CIVILIZACIÓN?
A lo largo de todo el continente, la OTAN podría esperar del enemigo desembarcos aéreos, asaltos de helicópteros y ataques de fuerzas especiales. Estas formaciones ligeras y altamente móviles serían utilizadas para conquistar objetivos clave tras las líneas de la OTAN, incluyendo aeropuertos, puentes (especialmente los de los ríos Rin, Meno y Weser), cuarteles generales, almacenes de suministros y reservas de equipo DE Estados Unidos.
Mizokami explica que, si las fuerzas convencionales no hubiesen podido detener a las fuerzas del Pacto de Varsovia, “la OTAN contaba con una amplia variedad de armas nucleares tácticas, desde cargas nucleares de profundidad hasta bombas de gravedad y misiles de crucero lanzados desde tierra”. “A pesar de que la alianza tenía ciertamente suficientes armas nucleares para detener un ataque soviético, su uso habría iniciado un ciclo de represalias y contrarrepresalias nucleares difícil de detener. El uso de armas nucleares tácticas probablemente habría derivado en el uso de armas nucleares estratégicas… y en el final de la civilización humana”, sentencia.
Fuente: RT en español