En noviembre se develó el verdadero rostro del santo peruano (Foto: EFE)

En noviembre se develó el verdadero rostro del santo peruano (Foto: EFE)

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El 9 de diciembre se conmemora el nacimiento del santo peruano, San Martín de Porres, sucedido en 1579. Conocido como “el santo de la escoba”, era un fraile de la orden de los dominicos cuyo padre era español y su madre una esclava liberta de origen panameño.

San Martín de Porres se convirtió en el primer santo mulato de América, tras fallecer el 3 de noviembre de 1639, a los 60 años.

San Martín de Porres fue canonizado por el papa Juan XXIII el 6 de mayo de 1962 tras atribuirle una serie de milagros como el del don de la bilocación, capacidad de aparecer en dos lugares de manera simultánea.

Se le atribuyó también el don de la sanación, de los cuales quedan muchos testimonios, siendo los más extraordinarios la curación de enfermos desahuciados. Muchos testimonios afirmaron que cuando oraba con mucha devoción, levitaba y no veía ni escuchaba a la gente.

En los altares, él está representado con una escoba en la mano como símbolo de su humildad y lleva un simple hábito de cordellate blanco con una capa larga de color negro.

San Martín de Porres

(Foto: EFE)

FORMACIÓN RELIGIOSA

Su madre Ana Velázquez dio cuidadosa educación cristiana a sus dos hijos Martín y Juana y él fue bautizado en 1579 en la Iglesia de San Sebastián en Lima.

Se formó como auxiliar práctico, barbero y herbolista. En 1594, a la edad de quince años, y por la invitación de Fray Juan de Lorenzana, famoso dominico, teólogo y hombre de virtudes, entró en la Orden de Santo Domingo de Guzmán bajo la categoría de “donado”, es decir, como terciario por ser hijo ilegítimo (recibía alojamiento y se ocupaba en muchos trabajos como criado). Así vivió 9 años, practicando los oficios más humildes. Fue admitido como hermano de la orden en 1603. Perseveró en su vocación a pesar de la oposición de su padre Juan de Porres, y en 1606 se convirtió en fraile profesando los votos de pobreza, castidad y obediencia.

De todas las virtudes que poseía Martín de Porres sobresalía la humildad, siempre puso a los demás por delante de sus propias necesidades.

Ejerció constantemente su vocación pastoral y misionera; enseñaba la doctrina cristiana y fe de Jesucristo a los negros e indios y gente rústica que asistían a escucharlo en calles y en las haciendas cercanas a las propiedades de la Orden ubicadas en Limatambo.

La situación de pobreza y abandono moral que estos padecían le preocupaban; es así que con la ayuda de varios ricos de la ciudad, entre ellos el virrey Conde de Chinchón, que en propia mano le entregaba cada mes no menos de cien pesos, fundó el Asilo y Escuela de Santa Cruz para reunir a todos los vagos, huérfanos y limosneros y ayudarles a salir de su penosa situación.

Martín siempre aspiró a realizar vocación misionera en países alejados. Con frecuencia lo oyeron hablar de Filipinas, China y especialmente de Japón, país que alguna vez manifestó conocer.

VERDADERO ROSTRO

En noviembre, la ONG Equipo Brasileño de Antropología Forense y Odontología Legal (Ebrafol) desveló en Lima el rostro reconstruido de San Martín de Porres a partir de un análisis del cráneo que se conserva como reliquia en el Convento de Santo Domingo, situado en el centro histórico de la capital peruana.

La presentación se realizó en una homilía al conmemorarse los 376 años de la muerte del santo limeño .

Los investigadores constataron que la reconstrucción del cráneo de San Martín de Porres coincide con dos representaciones pictóricas que tiene en iglesias de Lima.

San Martín de Porres

(Foto: EFE)


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[Esta nota sobre la vida de San Martín de Porres fue publicada originalmente el 09.12.2015]