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CUIDADO, ALERTA DE SPOILER. Cuando el Shadow Monster – o mejor dicho, Mind Flayer (Succionamentes) – agravó su ofensiva y envió a decenas de ‘demo-dogs’ al laboratorio de Hawkins, Indiana, en la segunda temporada de Stranger Things, muchos militares y científicos fueron asesinados y devorados por las criaturas. Solo algunas personas sobrevivieron, escondidas en las habitaciones de la instalación militar.

Con Wyll Byers (Noah Schnapp) inconsciente tras ser convertido en el ‘espía’ del monstruo, Joyce (Winona Ryder), Hopper (David Harbour) y Mike (Finn Wolfhard) quedaron atrapados, confiando su suerte al Dr. Owens (Paul Reiser), el único superviviente de la plana gubernamental, y a Bob Newby (Sean Astin), el empleado de RadioShack que se había convertido en el novio de Joyce.

Como la energía eléctrica había sido cortada, debían reactivarla y reiniciar los sistemas del laboratorio para poder abrir las puertas, algo que solo Bob podía hacer – con la guía del científico -, siempre y cuando evadiera a los ‘demo-gogs’ que habían invadido el lugar.

Bob bajó al sótano del edificio mientras Owens se quedaba atrás en la sala de vigilancia y mientras Joyce escapaba con los suyos. Con una pistola y una linterna como armas, Bob pudo abrirse paso en plena oscuridad, acceder a la computadora principal del laboratorio y destrabar las puertas, pero cuando parecía que saldría sano y salvo, ocurrió la desgracia.

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Bob se llamaba en broma “superhéroe” (Foto: Netflix)

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El personaje de Sean Astin había escapado a duras penas de estas criaturas cuando echó a correr por los pasillos del edificio, en una escena sacada de Jurassic Park, pero al llegar al hall principal y estar a unos metros de su novia, de quien estaba enamorado desde el colegio, uno de los ‘demo-dogs’ saltó sobre él y lo mató delante de sus seres queridos, por más que Hopper le disparara a la criatura.

La última escena de Bob fue tirado en el suelo, con más de estos ‘perros’ encima suyo, devorando su pecho.

En conversación con Entertainment Weekly, Sean Astin, famoso por The Goonies y The Lord of the Rings, contó que desde que fue convocado por los hermanos Duffer para esta segunda temporada de Stranger Things, “tuve la sensación de que él ciertamente estaba en peligro”.

Según contaron los mismos creadores de Stranger Things, originalmente planearon matar a Bob en los primeros episodios de esta entrega, pero optaron por quedarse un tiempo más con el personaje y Astin quedó encantado con esa decisión, aunque no por eso menos defraudado por tener que decir adiós. El actor indicó que “quería ser parte de esto” y no se conformaba con solo ser presentado y asesinado poco después.

Sin embargo, cuando se dio cuenta que no podía hacer nada para evitar su destino, pidió salir haciendo algo heroico y, felizmente, los Duffer habían planeado algo por el estilo para este simpático gerente de tienda de RadioShack.

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Bob fue devorado por los ‘demo-dogs’ (Foto: Netflix)

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“La escena con los perros entrando por la puerta y gritando en el suelo y (Winona Ryder) viéndome siendo comido, tomó mucho tiempo y fue agotadora para todos, pero se sintió realmente heroica”, sostuvo el actor.

“Tomó mucho tiempo por la sangre salpicando y todo eso, pero fue una secuencia realmente poderosa, divertida, intensa y dramática, por la que cualquier actor mataría para ser parte, así que fui muy feliz por ser parte de eso”, agregó.

Sean Astin dijo que si bien la escena de la muerte es Bob es bastante horrible, “¡yo quería más!”. De hecho, contó que grabaron una versión de la escena donde en medio de la carnicería, su pecho subía y su cabeza retrocedía hasta que salía disparado un chorro potente de sangre, pero los realizadores de Stranger Things pensaron que era “demasiado”.

El actor también reveló que Winona Ryder estaba muy molesta por la muerte de Bob. La actriz quería que Sean Astin se quedara en la serie y cuando vio la escena de su muerte, también pensó que habían sido demasiado crueles.

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Bob quizá mereció mejor suerte (Foto: Netflix)

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