Trabajadores mientras escuchan el discurso del presidente del comité de empresa de Volkswagen, Bernd Osterloh. (Foto: EFE)

Trabajadores mientras escuchan el discurso del presidente del comité de empresa de Volkswagen, Bernd Osterloh. (Foto: EFE)

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El gigante automotor Volkswagen revisará todas sus inversiones en previsión de las consecuencias económicas de la manipulación de emisiones en sus coches diésel, según anunció hoy su nuevo jefe Matthias Müller, que además alertó a sus empleados de que las medidas “serán dolorosas”.

En su primera aparición ante la plantilla en la sede de la automotriz en Wolfsburgo, Müller habló durante 30 minutos de “la mayor prueba de la historia de la empresa” y aclaró que “los resultados y la planificación financiera” de la empresa “soportarán presiones masivas”.

Según Müller, Volkswagen sabe las medidas técnicas que deberá adoptar, pero de las consecuencias financieras del escándalo sólo se sabe que “serán grandes o, posiblemente, muy grandes”.

El grupo comprobará “todas las inversiones” planeadas en los próximos meses, para “cancelar o aplazar todo lo que no sea estrictamente necesario”.

Se dirigió así el máximo responsable de Volkswagen a alrededor de 22.000 trabajadores en la primera asamblea celebrada desde que, a mediados de septiembre, salió a la luz el escándalo por la manipulación de las emisiones contaminantes en 11 millones de sus vehículos diésel. La empresa difundió los manuscritos de los discursos.

Müller dijo que quiere “reajustar” el programa de eficiencia que ya había planeado el anterior jefe del grupo, Martin Winterkorn, a quien Müller sustituyó a consecuencia del escándalo.

Ahora se trata, para Müller, de reaccionar para que las agencias de calificación no rebajen la nota de solvencia de la empresa, eso tiene “la más alta prioridad”.

Aseguró, no obstante, que Volkswagen “pondrá todo su esfuerzo” en asegurar los puestos de trabajo que tiene en todo el mundo.

Aunque reconoció que aún no conocen “qué consecuencias tendrá la crisis”, pidió a los empleados que se sientan parte de un “equipo Volkswagen”: “Deben seguir unidos, juntos lo superaremos”.

Müller dijo que todos los autos afectados por las manipulaciones son fiables. “En ningún momento se puso en riesgo la seguridad” de los clientes. Todos los coches que vende Volkswagen en Europa cumplen la normativa de la UE, de modo que “la producción en Wolfsburgo puede continuar” como hasta ahora.

El jefe del comité de empresa del grupo, Bernd Osterloh, también se dirigió a los trabajadores. Les dijo que “ahora mismo no habrá consecuencias laborales” del escándalo de la manipulación de emisiones, “ni para los empleados fijos ni para los temporales”.

Osterloh dijo además que la compañía tiene “la firme voluntad de asegurar todos los puestos de trabajo”.

No obstante añadió que, más de dos semanas después de que se conocieran las manipulaciones, “aún no puede medirse” su impacto sobre las finanzas de una de las mayores empresas del automóvil del mundo. No se sabe cómo reaccionará la clientela.

Volkswagen manipuló los datos de emisiones de unos 11 millones de autos diésel, con un software especial que detecta las condiciones especiales de las pruebas de laboratorio para emitir menos contaminación que durante su uso normal. Según publicó hoy el diario económico alemán “Handelsblatt”, ocho millones de ellos se vendieron en Europa.

Los empleados de Volkswagen temen las consecuencias laborales de las dificultades económicas que se podrían derivar del escándalo. El grupo emplea a 600.000 personas en todo el mundo. 72.000 de ellos trabajan en Wolfsburgo. Hasta septiembre, sus empleos parecían seguros. De allí salen más de 830.000 autos nuevos cada año.

Según dijo Müller, para arreglar la trampa de las emisiones será necesario reparar los motores de una parte de los autos diésel, en los que no bastará con actualizar el software. Müller no precisó cuántos de los 11 millones de autos manipulados por la empresa requerirán un arreglo manual.

El semanario “Bild am Sonntag” publicó el martes que Volkswagen utilizó un software de la empresa Bosch y otro del fabricante de componentes automotores Continental para los motores de 1,6 litros.

Según el semanario, en el caso del software de Bosch bastará con actualizar el sistema en el taller. Pero en los autos con el sistema de Continental, la solución será más costosa porque exige el recambio de los inyectores.

(Fuente: DPA)


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