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El pasado jueves 7 de agosto de 2014, la Comisión Europea respondió a las represalias de Rusia con una actitud tranquila y confiada. La Unión Europea está “preparada para reaccionar” ante la prohibición rusa de importar alimentos de los estados miembros de la UE, según un portavoz: “Nos reservamos el derecho de tomar las medidas correspondientes”, añadió, indicando que la prohibición tenía claros motivos políticos. No obstante, el portavoz se negó a dar detalles sobre posibles medidas de represalia.
El embargo agrícola y alimentario se ha establecido con una duración de un año, e incluye carne, pescado, lácteos, verduras y fruta de la UE y Estados Unidos. Australia, Canadá y Noruega también resultarán afectados. Rusia ha demostrado además que puede dirigir sus represalias a determinados países: inmediatamente tras las sanciones económicas impuestas por la UE a Rusia el 31 de julio, Moscú detuvo las importaciones de fruta y verdura de Polonia, supuestamente por motivos de riesgos a la salud.
Sumas millonarias
Según la comisión, las exportaciones de alimentos de la UE a Rusia llegaron a casi los 12.000 millones de euros en 2013. Este comercio dejará de existir ahora en su mayor parte. Se espera que los productores locales rusos llenen este vacío, aunque es muy probable que aún con sus mayores esfuerzos se queden cortos. También se espera que las importaciones de carne brasileña y queso de Nueva Zelanda cubran parte de la demanda.
Según el ministro de Agricultura alemán Christian Schmidt, las consecuencias serán notables. Udo Hemmerling, secretario diputado general de la Asociación alemana de Agricultores, comentó a la agencia de noticias alemana DPA que “Rusia es un importante mercado para nuestras principales exportaciones alimentarias, sobre todo carne y lácteos”.
El embargo de alimentos podría ser solo el comienzo de las represalias de Rusia ante las sanciones. El primer ministro Dmitri Medvedev también ha advertido que Rusia podría cerrar su espacio aéreo a vuelos de aerolíneas occidentales en la región asiática del Pacífico, o restringir la importación de autos y aviones. Aunque esto todavía no ha ocurrido, las sanciones ya existentes y las medidas de represalia han comenzado a arruinar el comercio para las empresas europeas.
“Por ahora podemos salir adelante, pero si esto sigue así, la industria alemana orientada a las exportaciones podría empezar a resentirse”, dijo Ralph Brinkhaus, representante parlamentario de la Unión Cristiano-Demócrata, en entrevista con la radio pública alemana SWR.
Al perro flaco…
Las duras represalias rusas vienen en un mal momento para Europa. En medio de un clima económico ya de por sí pesimista y, en opinión del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, especialmente tenso debido al conflicto de Ucrania, la economía europea perderá 40.000 millones de euros este año a causa de las sanciones contra Rusia, según cálculos de la Comisión Europea. Con varios países miembros todavía con graves problemas económicos, la trabajosa recuperación de la eurozona parece volver a alejarse cada vez más.
Por si todo esto fuera poco, Finlandia también ha alzado la voz pidiendo posibles compensaciones a nivel de la UE si las sanciones contra Rusia continúan.
“Está claro que, si las sanciones afectan a Finlandia de manera desproporcionada, solicitaremos el apoyo de nuestros socios europeos”, dijo el primer ministro finlandés Alexander Stubb en una conferencia de prensa el pasado miércoles 6 de agosto.
La economía finlandesa depende en gran medida de su comercio con Rusia y ya ha experimentado una caída en sus cifras desde el comienzo del conflicto en Ucrania.
(Fuente: Deutsche Welle )