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Rusia, Bielorrusia y Kazajistán han firmado este 29 de mayo el tratado sobre la creación de la Unión Económica Euroasiática. Entrará en vigor el 1 de enero de 2015.
El acuerdo prevé el libre flujo de mercancías, servicios, capitales y trabajadores dentro de la unión y una política común en los sectores clave de la economía: energía, industria, agricultura y transporte. Este tratado “es histórico, marca una época”, ha insistido el presidente ruso, Vladímir Putin, tras la firma del documento.
El nuevo mercado común abarca a 170 millones de habitantes y tiene como objetivo convertirse en un nuevo “centro potente y atractivo” de desarrollo económico en el escenario postsoviético, subrayó el mandatario, añadiendo que a la nueva unión le corresponde una quinta parte de todos los recursos mundiales de gas y casi un 15% del petróleo. Funcionará basándose en los principios de la Organización Mundial del Comercio.
“Conservamos plenamente la soberanía estatal, pero garantizamos una cooperación económica más ajustada y armonizada. Nuestra posición geográfica nos permite crear rutas logísticas no solo de importancia regional, sino también de importancia global, concentrando en ella los enormes flujos comerciales entre Europa y Asia”, precisó el presidente ruso y comentó que esto es lo que garantizará a la nueva unión un desarrollo dinámico y una creciente capacidad competitiva.
Adelantó que la Unión Euroasiática está negociando la creación de una zona del comercio libre con Vietnam y reforzará la cooperación económica con China. Además, podría ofrecer regímenes preferenciales de comercio a Israel y a la India.
“Ha nacido hoy la nueva realidad geoeconómica del siglo XXI. Tenemos por delante una etapa difícil de consolidación y desarrollo. Habrá nuevos desafíos, nuevas tareas. Nuestra gran misión es probar al mundo que esta integración es viable”, comentó, por su parte, el presidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev. Actualmente, Armenia y Kirguistán también están negociando la posibilidad de integrarse en la nueva unión.
El principal punto fuerte de la firma de este tratado es una reorientación del mercado en una situación en la que EE.UU. impulsa a Europa a sancionar a Rusia rechazando su gas y su petróleo, opina el analista político Sergio Hernández-Ranera Sánchez. “Es decir, ¿que tengo problemas para abastecer de energía a Europa, porque me están poniendo trabas? Ningún problema: reoriento a mis clientes hacia Oriente”, comentó el politólogo a RT.
(Fuente: RT en español )