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El empleo asalariado representa sólo la mitad del empleo mundial y el restante adopta formas como el trabajo por cuenta propia o actividades económicas familiares.
Además, solo una cuarta parte de los trabajadores tiene una relación laboral estable, a tiempo completo y con contrato permanente.
Así lo señala el informe “Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo 2015”, que este lunes presentó la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y que pone en evidencia que la inseguridad va en aumento en el mercado laboral, tanto en las economías avanzadas como en las emergentes y de bajos ingresos.
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El modelo considerado como “estándar” – el que mejor garantiza la protección social – ya no es predominante entre los empleos que se generan, ni siquiera en los países desarrollados.
Las últimas estadísticas disponibles muestran, por ejemplo, que sólo el 16 % de trabajadores por cuenta propia o independientes contribuyen a un régimen de pensiones.
En el resto del mundo, aunque se ha observado cierta mejora de los contratos y de las relaciones de empleo, la informalidad sigue siendo la práctica más generalizada.
En los niveles inferiores de las cadenas de aprovisionamiento mundial – donde se generan uno de cada cinco empleos a escala global -, los contratos de muy corta duración y horarios irregulares se están convirtiendo en la norma.
Si los contratos son vistos como uno de los mecanismos más efectivos para la protección del trabajador, la situación es precaria porque, según datos de la OIT, más del 60 por ciento de los empleados carecen de uno de cualquier tipo.
A nivel mundial, el 73 por ciento de los trabajadores no tiene un contrato permanente.
En el conjunto de economías avanzadas sólo el 17 por ciento se encuentra en esa situación, mientras que en el extremo opuesto se encuentra América Latina, con un 69 por ciento.
Los analistas de la OIT no pudieron evaluar al resto de las regiones en desarrollo por carecer de datos suficientes.
“Estos datos indican un mundo de trabajo cada vez más diversificado, en algunos casos con formas atípicas de empleo”, dijo en una rueda de prensa el director general de la OIT, el británico Guy Ryder.
Si una parte de esas nuevas formas de relación laboral pueden ayudar a conseguir un empleo, “también son el reflejo de la inseguridad generalizada que afecta a muchos trabajadores en el mundo de hoy”, agregó el responsable
Según la institución, la tasa mundial de desempleo es del 5,9 % (201 millones de personas) y del 13 % para los jóvenes, frente a un 6,4 % y un 12,9 %, respectivamente, en el año 2000.
Cada año se incorporan 40 millones de personas al mercado laboral.
Sin duda, uno de los mayores desafíos consiste en resolver “el problema de la transición de los jóvenes a la vida económicamente activa”, comentó a Efe el director del área de investigación de la OIT, Raymond Torres.
En este campo, el panorama en América Latina es mixto, con países como Chile y Uruguay, “que lo están haciendo mejor”, mientras que Brasil o México tienen más dificultades para mejorar el empleo juvenil.
En la selección de los países que la OIT tomó para la presentación de su informe anual, figura Alemania, que con una tasa del 7,6 % de desempleo entre los jóvenes, es el país en la mejor posición en la materia.
Entre los europeos, España exhibe la peor tasa, con un 57,9 % de desempleo juvenil, mientras que Grecia tiene un 53,9 % e Italia un 44,1 %, según los datos recolectados por el organismo técnico de Naciones Unidas.
“Los sistemas educativos que no conectan lo suficiente con las necesidades del mercado del empleo y el desprestigio de las carreras técnicas son, en gran parte de los casos, por razones culturales”, y explican buena parte de la crisis del empleo juvenil en muchos países, dijo Torres.
Esto – señaló – empieza a cambiar poco a poco, como lo evidencia el que empiecen a aparecer grados universitarios con un fuerte componente técnico o carreras que son formuladas tras consultar con el sector empresarial.
(Fuente: EFE)