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Después de tres años de abstinencia, en abril de 2014, Portugal regresó exitosamente a los mercados de capitales. En mayo, el país abandonó el plan de rescate europeo, y, en junio, el gobierno portugués comunicó que renunciaría a recibir los últimos fondos del rescate de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, ahora se registra el primer revés: el Banco Espírito Santo (BES), el principal banco privado del país, amenaza con irse a la quiebra.
Ante el temor de una nueva crisis financiera, el gobierno de Portugal anunció que salvará al BES con 4 mil 400 millones de euros. El dinero proviene del paquete de ayuda que Portugal recibió durante la crisis de la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo. Del total de 12 mil millones de euros, solo quedan 6 mil 400 millones.
En entrevista con DW, Holger Schmieding, economista del Banco Berenberg, dice que el país saldrá adelante, pese a este revés: “Lo importante es que Portugal ahora aborde el problema de forma rápida y enérgica. Así se podrá limitar el impacto sobre la economía portuguesa”.
Se derrumba un imperio de banqueros
A finales de mayo se dieron a conocer irregularidades en el holding Espírito Santo Internacional (ESI). Aparentemente, encubrió pérdidas por un monto de mil 300 millones de euros.
Las dificultades habrían surgido a raíz de problemas financieros de la familia fundadora del Banco Espírito Santo. Varias empresas de la familia son insolventes. Hace pocos días, apenas se detuvo al jefe de esta familia de banqueros, Ricardo Espírito Santo Salgado, en relación a investigaciones por lavado de dinero y fraude fiscal. La familia sigue siendo el mayor accionista único del banco.
David Kohl, economista del banco privado suizo Julius Bär, duda que el caso BES anuncie una nueva crisis financiera. “Se trata de un problema bancario muy específico y no tanto de una crisis sistemática como la que tuvimos hace pocos años en Europa”. En aquel entonces, numerosos bancos, así como las finanzas públicas de Irlanda se sumergieron en una profunda crisis, después de que explotara la burbuja inmobiliaria.
Finalmente, el país se vio obligado a pedir ayuda financiera internacional. Debido a su situación económica precaria, poco tiempo después, también Portugal tuvo que pedirle ayuda a la Unión Europa. Con créditos de rescate internacionales de más de 78 mil millones de euros se pudo evitar que el país se fuera a la quiebra.
Los ahorradores no tendrán pérdidas
“Siempre habrá problemas con algunos bancos”, dice el economista Schmieding. Lo importante, añade, es evitar que los problemas de estos bancos afecten a otros o incluso a toda la economía.
“Gracias a Dios, en Portugal, aquellos que causaron los problemas, es decir los gerentes y los propietarios, son castigados con fuertes pérdidas, sin que la economía entera o los ahorradores sufran”, afirma.
El BES será dividido en dos partes: en un “banco bueno” y en uno “malo”. Este último es para los malos créditos y se quedará en manos de los accionistas, mientras que el primero podrá continuar con su negocio bajo el nombre de “Banco Novo”. Según Schmieding, así los ahorradores están protegidos y no tendrán pérdidas.
(Fuente: Deutsche Welle )