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Apenas tres meses después de la ‘guerra relámpago’, cuando la Alemania Nazi atacó a Polonia (1 de septiembre de 1939), dando inicio a la Segunda Guerra Mundial (II Guerra Mundial), otro conflicto se registró en Europa. Se trata de la denominada Guerra de Invierno, cuando la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) atacó a Finlandia.
A comienzos del siglo XIX, Finlandia, que había pertenecido al Reino de Suecia, fue conquistada por el Imperio ruso, aunque gozó de una gran autonomía. Sin embargo, en el inicio del siglo XX, Moscú intentó rusificar a Finlandia.
La Primera Guerra Mundial dio la oportunidad a Finlandia para liberarse. Encontró la ayuda del Imperio Alemán y en 1917 declaró su independencia. En aquel tiempo, Vladimir Lenín lidiaba con la Guerra Civil Rusa por lo que aceptó.
Durante varios años, las relaciones entre Finlandia y la URSS fueron tensas, y aunque a mediados de la década del 30 se renovó un pacto de no agresión, el 30 de noviembre de 1939, apenas empezada la segunda gran guerra , la Unión Soviética atacó Finlandia lo que motivó la expulsión de Moscú de la Sociedad de las Naciones.
El guerra no fue sencilla para la URSS. Si bien se desplegaron cuatro ejércitos, y tenían una superioridades numérica frente a los finlandeses, los soviéticos tuvieron que enfrentar a una Finlandia que había entrenado en tácticas de guerrillas, e incluso utilizaba esquíes para desplazarse en medio del invierno.
El invierno, un aliado natural para los rusos, no fue un problema para los finlandeses, acostumbrados también a las bajas temperaturas. Además, con ataques aislados, camuflajes y francotiradores dieron dura resistencia a los soviéticos.
Finalmente, tras más de 100 días de conflicto, el 15 de marzo de 1940, se firmó la paz en Moscú.
Pese a todo, la URSS logró que Finlandia le cediera el 10% de sus territorios, pero no pudieron reconquistar todo el país y se puso en duda la capacidad del Ejército Rojo, lo que hizo que Adolf Hitler adelantara sus planes de ataque a Moscú con la Operación Barbarroja (1941). No obstante, el desastre militar hizo que el Kremlin hiciera una autocrítica sobre la modernización de sus fuerzas y de sus líderes en batalla de cara a la Segunda Guerra Mundial que Alemania encabezaba.
Finlandia tuvo que enfrentar varias pérdidas económicas, sin embargo conservó su soberanía.
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— La Prensa (@laprensaperu) 8 de marzo de 2016
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