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Por: Maritza Luza Castillo
Un peruano de pura cepa amante de la poesía, narrativa y ensayística filosófica fundamental tras alzarse con un reconocimiento mas, nada menos que el Premio de narrativa “Miguel Delibes 2016” con la novela “El Muro del Abismo” conversa el autor Carlos Garrido Chalén, y nos ofrece esta fecunda pero interesante entrevista. Con ustedes Carlos Garrido, un peruano con “P” de Patria y esencia nacional.
¿Cuánto de reflexión y razonamiento abarca el título del libro? “El Muro del abismo” basa su andanza en el ejercicio de una retorica diferente acompañado de una trama bien sostenida en los laberintos de ángeles y demonios?
Yo sostengo que la poesía y la literatura en general buscan al escritor y no al revés. Para escribir la novela “El Muro del abismo”, el tema me buscó por donde iba y no obstante que me escondía para que no me alcance, se metía por los vericuetos de mi alma, para decirme que me pertenecía. Es así como tomé la bendición y la hice mía y no obstante que Thomas Hobbes que se nutrió del puritanismo y la ortodoxia escolástica durante sus estudios en el Magdalen Hall de Oxford, sostuvo que el ocio es la madre de la filosofía y en su “Emilio”, agarraba a golpes a los filósofos, alegando que aunque estuvieran en disposición de descubrir la verdad, nunca la buscan por satisfacer su propia gloria, recurrí a ella – fundamentalmente a la bíblica como base de inspiración y a la que proponen las estrategias y tácticas de guerra de Sun Sun y otros filósofos de la guerra, para acceder a la posibilidad de una novela total, urgida de presencias y ausencias, que se burla de sí misma y de la maldad que agobia al mundo, que para eso, tenía que ser diferente y conjugar la realidad y la ficción, el mundo real y el espiritual con doce personajes que existen – uno de ellos se murió fuera de la novela y sin mi consentimiento – que son mis amigos y que me prestan sus nombres y sus historias reales, como el de Víctor Humberto Gonzalez Linares, un vidente de Casa Grande que es capaz de leer una carta cerrada guardada en el bolsillo, para participar, de parte de Dios, en una aventura prodigiosa: subir al Himalaya para, dotados de armas espirituales poderosas proporcionadas por el cielo, sostener una batalla terrible contra los más poderosos demonios que han tomado las alturas para desde allí dominar el mundo a través de cinco fuentes del satanismo mundial; y el resultado es espectacular. La novela termina en una frase definitiva: “La guerra había sido ganada y el esperma de Dios, fertilizó la gran montaña”.
¿Por qué plantear como uno de los ingredientes de la novela entre otros aspectos llamativos grandes dosis de sexo?
Conscientemente, no he planteado asumir ese recurso como ingrediente principal y no creo que la novela tenga grandes dosis de sexo. De repente ironiza en algún momento con bromas de connotación sexual, pero ese no es su objetivo o principal elemento constitutivo, sino un recurso para salvar a la novela de su propio destino, sin que eso signifique que no me gusta como pretexto y lo excluya como posibilidad para futuras entregas.
Un magnifico recurso como escritor fue entrelazar hechos relevantes acaecidos en el Perú como las tragedias producidas por Sendero Luminoso entre otros hechos, para adecuarlos con sutileza a la trama del muro del abismo ¿cuánto le costó en tiempo, experiencia, auto aprendizaje para perfilar ese estilo?
Para hacer “El Muro del abismo” y generar un estilo diferente, he tenido que juntar muchos cabos desperdigados, usando el recurso de ceramista que solo los poetas sabemos usar: el de cuidar el sonido, la forma y los colores de cada palabra, de cada frase y de entrelazar hechos sociales de gran relevancia histórica como el del terrorismo acaecidos en el Perú, con la universalidad de temas espirituales que importan al Planeta. Y por supuesto me costó tiempo, pero he aprendido mucho y he ganado en experiencia, lo que es vital para mi trabajo de poeta y escritor de larga data.
¿Cuál fue el propósito de narrar la historia desligada de un lenguaje neutro, tal vez abrigaba la idea de peruanizar su historia empleando el habla de nuestra tierra?
Si y no. Porque como le dije al comienzo, la historia me buscó a mi y no yo a ella. Es en el camino, que tuve que usar mi imaginación y mi sentido común, para pensar que el tema espiritual solo no servía y que había que dotar a la novela de mejores redobles, para no dejar de pisar el suelo, sin perder contacto con el cielo, fusionando de la manera más efectista posible, la ficción con la realidad.
La trenza narrativa articula una serie muy nutrida de citas bíblicas, de autores y de hechos distinguidos que permiten enriquecer la lucidez del lector con datos precisos sobre situaciones puntuales ¿Parte de sus intenciones como autor era ofrecer mediante la narrativa panoramas absolutos e inequívocos a fin de mantener claro el hilo narrativo?
Las citas complementarias condensadas en “El Muro del abismo”, persiguen un objetivo docente, educativo, y han sido incluidas adrede como fundamentales, para cumplir ese objetivo, pero también como recurso para impedir que el lector se quede en el limbo y evitar que abandonen su lectura.
El dialogo entre un mortal y un ángel como arranque en la novela tiene un punto subjetivo provocador para lector fuera del mensaje intrínseco de la historia ¿cómo arribó a un punto de partida tan rico para las debilidades humanas? Otro punto de vista interesante es la irreverencia y desparpajo cuestionario el denario de creencias religiosas ¿Cuánto de investigación demando su elaboración?
El diálogo, es real. Sucedió. A octubre de 1997, me desempeñaba como Gerente Municipal de San Isidro (Lima). A pesar del éxito de mi gestión, por circunstancias que no vale la pena referir, decidí sin embargo presentar mi renuncia. – Estás loco, no renuncies. No vas a encontrar otro trabajo igual o mejor que ese – me aconsejaban mis amigos, más preocupados por ellos que en mí mismo; y el propio Alcalde, invocando nuestra amistad de un cuarto de siglo, me pidió que no lo hiciera, que retirara mi renuncia y saliera de vacaciones para atenuar mis turbulencias; entonces me acerqué a Secretaría General, retiré mi renuncia, y salí de vacaciones. Cuando en noviembre de 1997 una mano insistente tocó con ansiedad el timbre de la casa, un extraño presentimiento, removió, como turba insatisfecha – como respiración afanosa – las raíces del pino de la entrada. Betty, mi mujer, me dijo mira lo que ha llegado, no lo puedo creer. Yo apuré el paso contagiándome de su ansiedad. Le quité, casi en cámara lenta, sin parpadear, el documento que tenía en sus manos y me enteré, que no obstante que por recomendación del propio burgomaestre, había retirado mi renuncia, él mismo – sabe Dios por consejos de quien – había emitido, incomprensiblemente y faltando a su palabra – abdicación rara para un hombre cabal (era para mí como la fiesta de la tierra, como diría Nietzsche) – la Resolución de Alcaldía Nº 402 (¿el número de la bestia?) – 97- ALC/MSI, de 19 de diciembre de 1997, que textualmente decía: “Acéptese la renuncia presentada por el Dr. Carlos Garrido Chalén al cargo de Director Municipal de la Municipalidad de San Isidro” y, eufemísticamente – como precario consuelo – me daba las gracias por los servicios prestados a la Nación. Cuando reaccioné para pedirle una explicación, mas al entrañable amigo que tanto apreciaba y aprecio, que al Alcalde – me enteré que acababa de embarcarse en un avión de American Airlines, que lo trasladaría sin arrepentimiento al Estado de Texas, en Estados Unidos. A nadie le será difícil imaginar, por las circunstancias tan inesperadas del hecho, que la de 1997, fue la Navidad más extraña de nuestra vida- y la de 1998 la menos estentórea celebración del Año aunque un hecho increíblemente maravilloso, convirtió en anécdota la perfidia.
Era el 28 de diciembre de 1997. En casa todos dormían. Cuando dejé de concentrarme en las cosas naturales y de pensar que debía hacer, aprovechando el silencio de la noche, y esa soledad tan necesaria cuando uno entra en confrontación con el Altísimo, comencé a orar intensamente, como nunca lo había hecho, y me olvidé totalmente del mundo circundante. Había pasado el día tratando de ver dónde podía trabajar, sin ningún resultado positivo. Regresar a Trujillo, al Estudio de abogado que dejé por venirme a apoyar al amigo, era un riesgo, pues tuve que pedirle a un letrado conocido que asumiera el seguimiento de los numerosos procesos judiciales de todos mis clientes; y éstos, por ultimo habían seguido destinos diferentes. A pesar de que valorábamos la belleza y tranquilidad del norte, Lima, refunfuñona y grotesca para nuestro gusto, se presentaba ahora, con mejores posibilidades, que había que admitir. Fue en estas circunstancias, cuando al parecer activé la esfera sobrenatural y angelical en mi soledad con Dios, y me ocurrió un hecho, inesperado y maravilloso que hasta ahora no termino de disfrutar: mi habitación se llenó de sol, y una luz mas blanca que plateada, como la ráfaga de un faro esplendoroso; y en el día de mi quebranto, un Ángel de parte de Dios, se apareció en mi recámara; y toda mi suficiencia humana cayó por los suelos, virtualmente abatida. Temblé y titubeé como ebrio, y supe allí mismo porque los pájaros cuando cantan miran al cielo. Cubierto fui, como barandal de luna, por un abanico de colores. Como canto de rio -música de clavicordios y pututos – escuchó a lo lejos mi oración, que llegó hasta el cielo; y la trifulca desencadenada – esa exaltación de los sentidos – obligó al demonio a capitular, a esconder sus escamas de dragón en las campanas. ¿Pero, era posible que Dios enviara a un Ángel para consolarme? ¿Y si eso era así, por qué a mí, que era un pecador empedernido? ¿Y si no fuera un Espíritu de Dios, sino del enemigo vestido como ángel de luz? – me pregunté de inmediato; y él, como si intuyera lo que yo pensaba, me confirmó con voz metálica, perfectamente audible, llena de autoridad, que era de Dios, y confesó, entre muchísimas cosas más, que Jesucristo había venido en carne a éste mundo.
El resto tienen que leerlo en la novela. Todo eso explica lo demás y efectivamente me impuso la necesidad de investigar sobre la existencia de los ángeles, al punto que escribì un ensayo titulado “Los Ángeles del Viento” y la novela sucesiva.
En la historia se observa el humor, la espiritualidad, la ficción y una realidad con un despliegue imaginativo apabullante donde se permite licencias e innumerables figuras literarias reconocidas únicamente en autores de la talla de un Mario Vargas Llosa, ¿cómo configura su mundo místico fabulador sin sacar los pies de la tierra?
En España, mi agente literario me dijo: he hablado con cuatro personas, dos que no leen y dos que leen mucho y saben de crítica literaria. Los que no leen me dijeron que no les gusta tu novela y los dos que leen, se asombran de la calidad de tu obra y dicen que tienes el vuelo de un Gabriel García Márquez. Yo no sé si eso es verdad, ni me interesa, porque no quiero tener el vuelo que otros simulan. Solo quiero tener sin soberbia y con toda la humildad posible,- sin sacar los pies de la tierra – mi propio vuelo de pájaro libre, el vuelo de águila que me da estar trabajando más de cuarenta años en la literatura y entender que siempre estamos en un permanente aprendizaje, porque el escritor que se cree la divina pomada y que ya llegó a su propio techo, ya está muerto.
Podría decirse que Carlos Garrido se perfila como un escritor laborioso, capaz de rescribir la prosa hasta conseguir el efecto deseado en el lector. ¿Cuál es su meta en el orbe literario? ¿Está contento con los logros y reconocimientos alcanzados hasta ahora? ¿Cuál es el paso siguiente?
La pregunta es buena, porque me permite responder que más que escritor, soy un corrector de mi propia obra. No me soporto a mí mismo y por eso escribo y reescribo. Escribo y deshago y a veces termino pensando que lo que me parecía malo era lo que en verdad debía mantener y vuelvo sobre mis caminos andados para reencontrarme. Y entonces eso hace laborioso mi trabajo. Mi meta en el mundo literario, es que mi obra sea leída y reconocida, especialmente por los jóvenes y niños del Planeta, por lo que es necesario buscar la excelencia. Si los premios a ese esfuerzo llegan, pues bienvenidos, pero jamás me inflarán el pecho ni levantarán mi nariz, como veo que ha sucedido con algunos aventureros de la literatura.
Cómo en todos los grandes autores, ¿a quién le debe el crédito intelectual?
A todos y a nadie al mismo tiempo. Pero creo que más, a mí mismo, que se ha encargado de convencerme de que existo y que tengo que asumir un rol dentro de la literatura del Planeta, respetando a todos, trabajando a forro y sin descanso, perseverando, sin banalidades, ni envidias, ni mezquindades.
¿Desde cuándo participa en certámenes literarios? Qué sensación aloja su pecho tras representar al PERÚ en un certamen literario como el premio “MIGUEL DELIBES” de narrativa 2016 DE España?
He ganado gracias a Dios muchos premio literarios, pero a ninguno me presenté. Fueron otros los que me presentaron y después me he enterado sorprendido y agradecido que lo hicieron (el año pasado me postularon desde Puerto Rico al Princesa de Asturias y de España al Premio Reina Sofìa y hace cuatro años al Cervantes e incluso al Nobel desde catorce países); y eso seguramente porque, a pesar que mis enemigos crecen por generación espontanea, sin que yo les haya hecho daño (a las culebras les perturba la luz), hay mucha gente en el mundo que me quiere, valora y respeta mi obra. El año pasado supe el día de mi cumpleaños, que la Fundación “Andrés Bello”, me había otorgado en Madrid (España) el Premio “Andrés Bello” a la solidaridad hispanoamericana y hasta ahora no sé quien me postuló. Mi novela “El Muro del abismo”, por ejemplo, fue presentada por dos poetas entrañables, sin que yo lo supiera: una puertorriqueña Gloria Marini y otra española María del Carmen Aranda y ya saben el resultado, convirtiéndome en el primer extranjero en ganar en 39 años ese importante Premio convocado en la Madre Patria en homenaje a ese grande de la literatura que fue Miguel Delibes, que por supuesto me halaga, pero no me quita la convicción que solo con humildad se puede caminar el camino hermoso pero difícil de la literatura, que es para mí un invento maravilloso proporcionado por Dios a los seres humanos, para enfrentar el caos desatado.
Maritza Luza Castillo es una periodista y escritora peruana que ha colaborado con diversos medios y revistas literarias. Sus poemas han aparecido en antologías publicadas en España, Italia, Argentina, República Dominicana y otros.
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