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Con tres Óscar de siete nominaciones, la carrera de Ingrid Bergman es un ejemplo de versatilidad y de riesgo, con muchos títulos complejos, varias obras maestras y algún que otro borrón, pero que es imposible resumir en doce trabajos.

Ingrid Bergman nació el 29 de agosto de 1915 en Estocolmo (Suecia). Recordemos su carrera con los siguientes títulos.


1.- Casablanca (1942)

No es en absoluto la mejor de sus películas, pero el encanto de esta historia de amor y la espectacular pareja que componía con el duro Humphrey Bogart hicieron de este filme una de las piezas angulares del cine. “Siempre nos quedará París” se convirtió en una frase mítica.


2.- Intermezzo (1939)

Fue su primer trabajo en Hollywood después de que el productor David O. Selznick la descubriera. Ingrid no hablaba inglés, era muy alta para los estándares de la época (1,75 m) y era una completa desconocida, pero su interpretación fue soberbia y su naturalidad conquistó de forma inmediata al público.


3.- For Whom the Bell Tolls (1943)

Pese a que “Casablanca” es la que ha quedado en el recuerdo, su primera nominación al Óscar llegó por una película bastante irregular, basada en una obra de Ernest Hemingway, y en la que daba vida a una española en medio de la Guerra Civil enamorada de Gary Cooper.


4.- Gaslight (1944)

Por fin su primer Óscar, por su brillante interpretación de una mujer dominada y manipulada por su perverso marido (Charles Boyer), que intenta volverla loca. Uno de sus trabajos más recordados y populares y con el pulso que marcaba un maestro, George Cukor.


5. – Spellbound (1945)

Su primera colaboración con Alfred Hitchcock y una gran película que la emparejó con Gregory Peck en un “thriller” psicológico de altura lleno de incógnitas y de sorpresas. Pese a su gran calidad, Bergman fue nominada al Óscar ese año por una película sensiblemente inferior, “The Bells of St. Mary’s”.


6.- Notorious (1946)

Un beso de dos minutos y medio cuando lo habitual eran apenas unos segundos supuso casi un escándalo en Hollywood, pero la película de Hitchcock es mucho más que eso y la química entre Cary Grant e Ingrid Bergman han permitido que hoy en día siga siendo una obra maestra y la mejor, sin duda, de las tres colaboraciones entre la actriz sueca y el genio del suspense.


7. Juana de Arco (1948)

Fue su papel más recurrente. Lo interpretó tres veces: en 1946 en el teatro, en esta película de Victor Fleming y de nuevo en 1954 a las órdenes del entonces su marido, Roberto Rossellini. Fue nominada al Óscar, pero se considera el comienzo de una época de declive para la actriz.


8. Stromboli (1950)

Primera colaboración con Roberto Rossellini, con el que inició una escandalosa relación cuando los dos estaban casados. Es una película compleja que ha ganado peso con los años pero que siempre se recordará por ser el film que unió a una de las parejas más cinematográficas de la historia.


9.- Viaje a Italia (1954)

Pero aunque la mayoría recuerda “Stromboli”, este es el mejor filme de sus seis trabajos con Rossellini. Menos neorrealista y menos clásica, fue una ruptura para el clasicismo habitual en los papeles de la actriz. Un brillante y contenido análisis de la incomunicación y un ejemplo de cómo Bergman podía resultar diferente en función de la dirección.


10.- Anastasia (1956)

Tras varios años rodando en Europa y alejada de la puritana América, que la había rechazado por su relación con Rossellini, Bergman regresa a Estados Unidos con una gran producción del momento y realiza un gran trabajo pese a la mediocridad general de la película. Le dieron su segundo Óscar y se produjo la esperada reconciliación de la estrella con Hollywood.


11.- Sonata de Otoño (1978)

Otro regreso, este al cine sueco, de la mano del maestro de maestros, Ingmar Bergman, con el que nunca había colaborado. Desgarradora y trágica pero mucho menos afectada que en los grandes dramas de Hollywood, la actriz supo plasmar la honestidad y sencillez que caracterizan el cine del realizador sueco. Pero, inexplicablemente, no se llevó el Óscar.


12.- Una mujer llamada Golda (1982)

Ya había ganado su tercer Óscar – absolutamente sorprendente, por uno de sus trabajos más olvidables, “Murder on the Orient Express” – y estaba enferma del cáncer que acabaría con su vida. Sin nada que demostrar ni que perder, la actriz dio su última lección, en televisión, con la historia de la primera ministra israelí Golda Meir. Se llevó el Globo de Oro y el Emmy, tres semanas después de su fallecimiento.

(Fuente: EFE)


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Posted by La Prensa on Jueves, 27 de agosto de 2015