Para la jefa de casting Morte le agregó algo al personaje que los demás no tenían pensado (Foto: Netflix)

Para la jefa de casting Morte le agregó algo al personaje que los demás no tenían pensado (Foto: Netflix)

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El Profesor, Tokio, Berlín, Río, Denver, Moscú y Nairobi son personajes que quedarán en la memoria de los espectadores gracias a la serie española La casa de papel, pero hay toda una historia detrás de cada uno de estos nombres.

Si bien la historia juega un rol importante cada actor le agrega una característica propia a su personaje, e incluso a veces un papel existe desde que la persona correcta le da vida. Así lo explican las jefas de casting Yolanda Serrano y Eva Leira.

DENVER / JAIME LORENTE

Jaime Lorente fue uno de los actores que encajó inmediatamente con su personaje: “Siempre hemos pensado que es un actor espectacular. Es un tipo que tiene unos recursos como actor, increíbles. Su prueba fue mágica, absolutamente mágica. De hecho, creo que Denver existió en cuanto lo hizo él”, asegura Leira.

RÍO / MIGUEL HERRÁN

“Rio tenía que ser el chico que está en esto por otros motivos y que se va a enamorar como un cordero desde el minuto uno y tenías que querer mucho, mucho, mucho al personaje”. Miguel Herrán “…es un actor con un corazón que no le cabe en el pecho. es un amor… el candor de Río”, y por eso no dudaron en elegirlo para dar vida a Río.

EL PROFESOR / ÁLVARO MORTE y NAIROBI / ALBA FLORES

Para la jefa de casting Morte le agregó algo al personaje que los demás no tenían pensado y abrió muchas posibilidades. “Partimos de la palabra del Profesor que eso nos lleva a todos a una dirección, pero estuvimos todos muy abiertos de cabeza para explorar muchísimas posibilidades”.

Por su parte, Alba Flores fue elegida por el propio creador, Álex Pina. Ya habían trabajado juntos en Vis a vis, por lo que Pina tenía referencias de cómo trabajaba la actriz.

TOKIO / ÚRSULA CORBERÓ

Para el papel de Tokio Yolanda Serrano y Eva Leira buscaban a alguien muy diferente, y Úrsula Corberó encajó a la perfección. “El proceso de Tokio es largo porque es verdad que, al inicio, era una mujer más mayor. Era alguien que tenía mucho pasado y que se enganchaba a esto porque no tenía nada que perder ya. En el camino nos fuimos dando cuenta de que nos podía funcionar más con energía un poco lúdica, que no fuera alguien tan ya… Que no fuera su última posibilidad”, explica Serrano.