(Foto: Cortesía Helena Cosano )

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Por: Maritza Luza Castillo
Helena Cosano es una escritora nacida en Nueva Delhi (India). Cursó estudios universitarios de Filosofía, Psicología, Derecho y Filología Rusa en París, Viena, Madrid y Moscú, así como en la Escuela Nacional de Administración (ENA, Estrasburgo). “Almas Brujas”, ha sido reconocida con el Premio Internacional de Literatura Rubén Darío 2014. Sus cuentos poseen la mirada y el trajín de profundizar en el alma de la marejada humana. Y es capaz de divisar las sombras así como la sustantiva luz que proyectan sus letras.

¿Cómo definiría el primer cuento del libro denominado: “EL AMOR, EL AMOR, EL AMOR…” A ojos del lector podría aparecer como un delirio obseso?

Sí, así es: el título es irónico, porque en ese cuento hay de todo, menos amor. ¡Ni la obsesión ni el acoso son expresiones de amor, aunque el obseso nos las describa como sublimes! Y aunque parezca delirante: ¡la historia está basada en un caso real! El narrador de este cuento está obsesionado con una chica a la que solo ha visto una vez y cuyo nombre olvida, y con quien desearía casarse de inmediato, o torturarla hasta la muerte.

Al igual que este pobre loco, todos los personajes del libro buscan un absoluto, algo trascendente: a través del arte, de una gran pasión o de la huida en la enfermedad mental. Les guía una inmensa fuerza, a veces dirigida hacia el mundo exterior, activa y creativa, y a veces oscura, introvertida y destructiva.

¿Desde cuándo escribes, y cuánto tiempo te llevó desarrollar esa prolijidad irreprimible que prorrumpe con un torrente de palabras, que dan origen a las siguientes, y las frases subsiguientes encadenan todo el párrafo trabajado casi como un silogismo sin perder el ritmo?

Empecé a escribir de niña, en francés, a los siete años y nunca lo dejé. A los nueve me acostumbré a tener diario, y a los once escribí mi primer borrador de novela. Al principio era un juego más, una forma agradable de pasar el tiempo. Ahora creo que es eso tan raro que denominan “vocación”, y que, por absurdo y poco rentable que pueda parecer, da sentido a la vida.

La figura del narrador omnisciente en 3ra persona es una constante en la construcción de tus cuentos, encaja mejor al retrato articulado de una voz que al parecer ayuda a volar al lector ¿Desde cuándo el arte la expresión escrita halló una puerta en la escritura?

Sí, es cierto, aunque hay también otros puntos de vista: el “yo” poético, e incluso la segunda persona de singular, que se dirige directamente al lector.

Tus cuentos laten a otro ritmo, frenéticamente extasiados de una fugaz plenitud, como lo dice el segundo cuento de esta antología el cual trata de lleno el tema del encanto y desencanto en paralelo. Explícanos eso.

Son cuentos que ven el mundo exterior a través del filtro del mundo interior. El tiempo que percibimos al leer es el tiempo psicológico de los personajes: el ritmo rápido de la alegría, o el tiempo inmóvil de la depresión. Los estados de ánimo destiñen sobre el paisaje, como un filtro, que a veces embellece, a veces enturbia, a menudo hasta el punto de falsear la realidad.

Es una constante en Almas brujas: las emociones de los personajes pueden resultar excesivas, “absurdas” o desadaptadas, ya que no son el reflejo objetivo del mundo real, sino una forma subjetiva de vivir en el mundo: vemos lo que somos, proyectamos, malinterpretamos, falsificamos… Y cuando esa proyección deforma la realidad más allá de lo que una sociedad considera aceptable, caemos en la enfermedad mental. La locura no es otra cosa: es estar atrapado en la propia mente y creer que el pequeño mundo privado en el que estamos encerrados es el mundo de los demás.

Cuando escribes y se describe a la perfección en “El ángel perdido” como una forma particular de terapia, es un poco conocerse a sí misma escribiendo, en consecuencia considerando esta afirmación, ¿Qué tanto de Helena Cosano hay en sus historias?

De mi vida privada nunca hay nada, pero ¡es mi mundo! En la literatura se expresa una forma peculiar de interpretar la existencia, un punto de vista único sobre la vida, con sus preocupaciones, valores, miedos, deseos, dudas…

¿Cómo se te ocurrió sumar en un mismo volumen tres géneros literarios, cuentos laboriosos, poemas y narraciones místicas?

Cada relato tiene su historia, pero todos ellos tienen algo en común. Todos ellos surgen de alguna emoción poderosa que necesita ser expresada, una suerte de catarsis. Yo lo hago a través de las palabras: la angustia, una inmensa tristeza, un duelo, la nostalgia de un amor perdido, el sentimiento de soledad o de sinsentido vital, pueden engendrar textos hermosos. En el caso de la protagonista pintora de la “Historia de una obsesión”, su medio no son las palabras sino los colores y las formas. Creo que el Arte sublima emociones no siempre puras transformándolas en algo bello.

La idea de unirlos en un solo libro llamado Almas Brujas fue posterior, cuando me percaté de la inquietante unidad en la atmósfera de los relatos: una forma peculiar de interpretar la vida, íntima, oscura, llena de obsesiones secretas, turbios deseos, anhelos inconfesables o sueños de huida. Mientras Cándida Diplomática (editorial Algaida, 2011), mi obra anterior, era una novela de aventuras y humor, activa, solar, masculina, los cuentos de Almas Brujas viajan hacia el interior, hacia el mundo lunar de la intuiciones, los sentimientos que desafían a la razón, la “noche oscura del alma”. En ese sentido, es un libro intensamente femenino, en un sentido taoísta o arquetípico, no como un rol social ni un género aprendido, sino como el eterno principio que rige las mareas, los ciclos, el nacimiento y la muerte, la fertilidad y la compasión, la receptividad o la intuición: la energía ‘yin’ del universo”.

Almas Brujas consta de tres partes, cada una con una unidad estilística y temática. Fue necesidad premeditada: son partes que vertebran el conjunto y le dan sentido. Los relatos de la primera parte, “Obsesiones”, giran en torno al tema de la obsesión. La segunda parte, “Alas rotas”, reúne textos más breves, líricos y sonoros. Y la tercera parte, “Sueños”, está comprendida por cuentos simbólicos, que a veces podrían responder al concepto de “cuento filosófico” de la Ilustración. Las tres partes se funden en una atmósfera común, reforzada por varios leit-motiv.

Al interior de los cuentos y poemas hay elementos que se repiten dentro del marco de sus respectivos entornos de la historia. Sin embargo, llama la atención del lector rasgos específicos como: El olor a jazmín, chocolates, las mariposas, el movimiento de la eternidad. Quisiéramos saber su origen y por qué.

Kundera escribía que todos somos “variaciones sobre un mismo tema”: en cierta forma, todo escritor, como todo ser humano, tiene varias preocupaciones temáticas que le interesan particularmente y se repiten en su obra, la vertebran, le dan continuidad. Las mías son esencialmente filosóficas: el sentido de la vida, la felicidad, la muerte, el tiempo, el amor, el alma, la locura…

La figura de la mariposa es uno de los leit-motiv del libro, que le otorga unidad. La mariposa simboliza el alma humana. En muchas culturas, la mariposa es una metáfora del alma que ha adquirido cierto grado de consciencia: ya no es oruga ni nunca lo volverá a ser, ha vivido una metamorfosis irreversible. Y en su nuevo estado, rodeada de seres que aún se arrastran mientras ella necesita volar, está condenada a la soledad. Las mariposas son diferentes. No saben, ¡no pueden!, vivir como los demás, por mucho que se intenten camuflar. Las mariposas tienen alas como los pájaros, pero no tienen nido, no tienen un hogar al que regresar. Son frágiles, pues si tocas el polvo de sus alas, las destruyes. Son efímeras y lo saben, y por eso juegan con el tiempo. Y a veces logran trascenderlo. Logran la eternidad. A veces consiguen poderes sorprendentes, tanto que parecen sobrenaturales (comparables a los “siddhis” de ciertas vías espirituales).

Por eso son seres “mágicos” y las llamo también “almas brujas”, por su poder, generalmente benévolo, pero a veces oscuro.

Todos somos como mariposas en algún momento de su evolución: aún orugas inconscientes, o claustrofóbicamente encerrados en un capullo en el que un cuerpo muere para que pueda renacer otro más hermoso, o ya somos seres libres y capaces de volar. Todos podemos conseguir volar. En el fondo, todos tenemos un “alma de mariposa”, sensible, mística, libre y llena de color. Con este libro, me gustaría que cada lector descubriera la suya y aprendiera a cuidarla, porque es esa esencia sagrada que nos da alas hacia la felicidad.

¿Qué te ha aportado como autora este primer libro? ¿Cuáles han sido las satisfacciones y el aprendizaje que te ha dejado este trabajo literario?

Almas brujas es mi libro más íntimo y lo considero estilísticamente el más perfecto. Pero no es el primero: en el año 2005 publiqué una novela, Tres reencuentros y nueve días de amor teórico, seguido por un libro de cuentos que se llamaba precisamente Mariposas. Y en el año 2011 publiqué con la editorial Algaida una novela satírica, Cándida Diplomática.

¿Cuál es la ruta a seguir que te deja el libro? ¿Con qué nueva historia sorprenderás a tus lectores?

Después de Almas brujas he publicado hace unos meses El viento de Viena (Premio Internacional Agua y Viento de Buitrago del Lozoya 2015): retoma algunos de estos elementos que mencionas, ampliándolos bajo forma de novela. Surgió de los seis años que viví en esa ciudad. Es un libro más extenso, con personajes fuertes y muchas aventuras. Os dejo la sinopsis

Te perfilas como una narradora fecunda y profunda que ha venido para quedarse en el mundo literario. ¿Quisieras dedicarles algunas palabras finales a tus lectores?

¡Muchas gracias! Está a punto de publicarse otra novela mía, sobre las facetas ocultas de Teresa de Jesús. Saldrá el 1 de enero de 2016 con la editorial La Esfera de los Libros, ¡espero que les guste!

A los lectores desearía ofrecerles magia, pasiones, locura, arte, belleza formal y un mensaje de esperanza: Nuestra sociedad nos vende recetas que no funcionan. Muchas personas viven vidas ajenas, vidas que no están hechas a su medida, y se sienten profundamente insatisfechas y vacías, a menudo sin saber por qué. El tema de mis libros, de Almas brujas a Teresa de Jesús pasando por Cándida Diplomática o El viento de Viena, es principalmente este: ten valor, busca tu camino, libérate, conócete a ti mismo, conviértete en quien eres de verdad. Y al conocerte a ti mismo conocerás el mundo, y al ser auténticamente quien ya eres hallarás la felicidad.


Maritza Luza Castillo es una periodista y escritora peruana que ha colaborado con diversos medios y revistas literarias. Sus poemas han aparecido en antologías publicadas en España, Italia, Argentina, República Dominicana y otros.