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La cantante folk estadounidense Joan Baez, distinguida junto al artista chino Ai Weiwei con el premio “Embajador de Conciencia” de Amnistía Internacional (AI) 2015, subrayó este jueves en Berlín la importancia del coraje para lograr cambios sociales.
“No puede haber ningún cambio social de verdad si no existe la voluntad de asumir un riesgo”, afirmó en rueda de prensa la cantante y activista, que recibirá esta noche el galardón en una gala en la capital alemana.
A su juicio, “el coraje no es algo de gente a la que le resulta fácil hacer cosas valientes”, sino precisamente de personas que con sus acciones deben superar miedos.
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Al referirse a las “miles” de crisis en el mundo que requieren de una conciencia social, Joan Baez apeló especialmente a los países occidentales porque “la generosidad debe regresar a su vocabulario”.
La cantante, que ha dedicado gran parte de su vida al activismo pacífico en favor de los Derechos Humanos, señaló que para escoger una causa “no hay prioridades”, sino que es el corazón el que sirve de guía.
“La no violencia es la esencia de todo lo que he hecho en mi vida”, resumió Baez, que entre otras causas participó en las marchas de Martin Luther King por los derechos civiles en Estados Unidos, se ha manifestado en contra de la pena de muerte y de las torturas y ha apoyado campañas por los derechos de los homosexuales.
La artista ayudó, además, en los años setenta a crear grupos locales de AI en la bahía de San Francisco y participó en la gira “Conspiración de la esperanza” por el 25 aniversario de la organización.
Junto a ella, la cantante estadounidense Patti Smith, copresentadora de la gala de esta noche, estimó que “sería una ilusión pensar que podemos solucionarlo todo”, pero recordó que el capitán tampoco abandona el barco cuando su nave se ve atrapada en una tormenta.
Como madre, desea que el futuro sea el mejor posible pasa sus hijos y expresó así su “fe en las nuevas generaciones”, para las que la suya, agregó, debe servir de ejemplo.
Smith, admiradora de Baez, agregó que su propio activismo “consiste a veces en sonreír, en rezar, en una pequeña canción” o en ayudar a levantarse a una niña que se ha caído.
El director de la Tate Modern de Londres y copresentador de la gala, Chris Dercon, tomó la palabra en nombre de Ai Weiwei, en arresto domiciliario en su país, y expresó su gratitud por un premio que, según el artista – conocido por sus abiertas críticas al régimen chino -, está dedicado a todos aquellos que se encuentran en una situación peor que la suya.
A su juicio, el discurso de esta noche debería servir para enviar un mensaje a la canciller alemana, Angela Merkel, y a su ministro de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, sobre la necesidad de encontrar “un equilibrio entre el exceso y la falta de presión” sobre aquellos Estados que violan los Derechos Humanos.
Mientras, el fundador de “Arte por Amnistía” – el área artística de AI – y coordinador de los premios “Embajador de Conciencia”, Bill Shipsey, expresó su “placer doble de contar con dos premiados que no son sólo activistas, sino también artistas”.
Desde la creación del premio han sido galardonados Václav Havel (2003), Mary Robinson e Hilda Morales Trujillo (2004), U2 y Paul McGuinness (2005), Nelson Mandela (2006), Peter Gabriel (2008), Daw Aung San Suu Kyi (premiada en 2009 y que recogió el premio en 2012) y Harry Belafonte y Malala Yousafzai (2013).
(Fuente: EFE)