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Las escuelas de samba Mangueira e Viradouro fueron las encargadas de abrir los desfiles del Carnaval de Río de Janeiro, en el sambódromo.

Pese a la intensa lluvia, las guapas mujeres bailaron luciendo sus trajes de lentejuelas, purpurina y plumas.

El evento cautivó a 72.500 espectadores en el sambódromo y a millones de personas por televisión.

El espectáculo cumplió los requisitos para que se siga considerando al evento como “la mayor fiesta del mundo” al aire libre, un título que los brasileños otorgan a su carnaval.

Cada escuela de samba se presentó con sus fastuosas carrozas, un centenar de percusionistas, cantantes y las sensuales “reinas de la batería”.