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Cada vez que emerge un nuevo talento futbolístico que por su origen puede jugar con diferentes países, las selecciones nacionales se apresuran a atarlo a sus filas. En Alemania Karim Bellarabi es el caso más reciente.
“¿Cómo decirle que no a la mejor selección del mundo? ¡Una oportunidad así hay que aprovecharla!”. Con estas palabras el delantero del Leverkusen Karim Bellarabi explicó su decisión de aceptar la invitación de jugar con Alemania, y por ende renunciar a la posibilidad de representar internacionalmente al país de su padre, Marruecos, con el que estuvo durante algún tiempo en contacto para debutar en el fútbol de selecciones.
¿Corazón o razón?
Bellarabi le contó a Deutsche Welle que cuando recibió la llamada del seleccionador Löw no tuvo que pensarlo demasiado para aceptar la invitación a sumarse a la selección de Alemania que disputará los próximos partidos de la eliminatoria a la Eurocopa 2016 contra Polonia e Irlanda.
“Yo sigo amando a Marruecos de la misma forma que antes, no he dejado de ser medio marroquí, esa es todavía mi patria y nada va a cambiar. Tomé la decisión de jugar para Alemania después de hablar mucho con mi familia. Estoy muy emocionado: ¡voy a hacer parte de la selección campeona del mundo! ¿Quién hubiera pensado eso la temporada pasada? Yo no me lo habría podido imaginar”, dijo Bellarabi a Deutsche Welle.
El delantero del Leverkusen que recientemente a*notó el gol más rápido en la historia de la Bundesliga* (en 9 segundos), está viviendo el mejor momento de su carrera a los 24 años. Jugar para Alemania es el premio a un notable inicio de temporada, pero también una apuesta incierta sobre su futuro internacional pues bastará que ingrese a la cancha por un par de segundos para que el compromiso con la selección que ganó el Mundial de Brasil 2014 sea irreversible.
De acuerdo a los estatutos de la FIFA, una vez un jugador viste el uniforme del equipo de mayores de un país en una competencia oficial, queda por siempre inhabilitado para cambiar de selección. Las eliminatorias a la Eurocopa 2016 son partidos oficiales, y si el seleccionador Joachim Löw forma a Bellarabi, lo ata definitivamente a Alemania.
Un lazo indisoluble
Para muchos observadores la convocatoria de Karim Bellarabi apunta a esa meta. Al fin y al cabo la invitación del seleccionador Löw llegó en momentos en los que el entrenador de Marruecos, Badou Zaki, había intensificado el contacto con el joven futbolista, cuyas posibilidades reales de jugar son mayores con el equipo marroquí que con el alemán, donde la competencia por un cupo en el equipo es mucho más alta.
Interrogado acerca de sus perspectivas, y sobre si estaba convencido de tomar la elección correcta, Bellarabi respondió: “El reto es grande, habrá que ver, tengo fe y muchas ganas”. El atacante del Leverkusen es la segunda estrella extranjera que se le escapa a Marruecos en los últimos meses luego de que Munir El Haddadi, del Barcelona, debutara con España el pasado mes de septiembre y quedara bloqueado permanentemente para jugar con el equipo de la nación del norte de África.
Esta práctica, común en el fútbol internacional, ya ha sido utilizada en el pasado por Alemania, país que ha ganado así a varias de sus más importantes figuras. Con éxito, el cuerpo técnico del selecionador Löw logró convencer en su momento a Mesut Özil (Turquía), Jerome Boateng (Ghana) y Sami Khedira (Túnez) de enfundarse el uniforme alemán y no el de la patria de sus ancestros.
Aún así, ese es apenas uno de los lados de la moneda porque por el otro Alemania también ha perdido a jugadores de origen extranjero en los que tuvo interés. Entre ellos se cuentan, como los casos más destacados, Nuri Sahin (Turquía), Kevin-Prince Boateng (Ghana), y John Anthony Brooks, Fabian Johnson y Timothy Chandler (Estados Unidos). Una historia diferente es la de aquellos futbolistas que se deciden por los colores de Alemania para luego no entrar en los planes del seleccionador Joachim Löw.
Victimas del nudo
Jermaine Jones, hoy seleccionado de los Estados Unidos, es uno de esos casos, aunque él consiguió cambiar de uniforme en virtud a que sus tres apariciones con Alemania en el año 2008 fueron en partidos amistosos. Una suerte distinta corrió Lewis Holtby, quien era pretendido por la selección inglesa pero optó por prestarle sus servicios a la alemana. El entrenador Löw lo hizo debutar en el 2011 en un juego oficial contra Azerbaiyán dándole dos minutos que se conviritieron en los únicos que sumó en una competición internacional. Esos 120 segundos bastaron para cerrarle la puerta del equipo nacional de Inglaterra.
Pero quizás en este contexto la historia más representativa es la de Gonzalo Castro. El jugador del Leverkusen era pretendido desde sus inicios como profesional por España y para asegurarse de él, cuando el jugador tenía apenas 20 años, Alemania lo convocó a dos juegos de la eliminatoria a la Eurocopa 2008. En el primero de ellos, contra Irlanda, ingresó a la cancha en el minuto 90.
Así, el futbolista hispano-alemán quedó definitivamente fuera de los planes de la selección que luego saldría campeona de dos Eurocopas y un Mundial. Curiosamente, desde entonces él no ha vuelto a ser tenido en cuenta por el entrenador Joachim Löw. Gonzalo Castro seguramente ya tuvo la oportunidad de contarle esa historia a su compañero de club Karim Bellarabi.
(Fuente: Deutsche Welle )