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Uno de los mayores motivos de orgullo del fútbol en Alemania es el trabajo realizado en los últimos años en la promoción de jóvenes promesas provenientes de la cantera. Nombres hay suficientes para ilustrar el éxito del trabajo en este campo: Thomas Müller, Mario Götze, Marco Reus, Toni Kroos, Mats Hummels, Bernd Leno, Gonzalo Castro…
La lista de los jugadores que han logrado dar el gran salto al fútbol de élite es larga, al igual que la de aquellos en torno a los que existe un consenso general de que pronto brillarán en la Bundesliga. Pierre-Emile Höjbjerg y Julian Green del Bayern, Marian Sarr y Marvin Ducksch del Dortmund, Joel Mero y Nico Brandenburger del Gladbach, son apenas un par de ejemplos de entre los más de 30 futbolistas menores de 20 años que ya hacen parte de las plantillas de los equipos profesionales de la Bundesliga.
El último escalón es resbaladizo
Y aunque el balance es positivo, y las perspectivas son prometedoras, los dirigentes del fútbol alemán se han percatado que el sistema de apoyo a los juveniles tiene grietas. Una de ellas es la que ha llevado al Leverkusen a cerrar su equipo Sub23.
“Tenemos que facilitarle a los talentos jóvenes un rápido ingreso al equipo profesional en vez de ponerlos a jugar en un equipo que compite en la cuarta división” explicó la decisión el director deportivo del Leverkusen, Rudi Völler. De esta forma el club alemán pone fin a una práctica que le costó perder a muchos jugadores valiosos que prefirieron marcharse a otros equipos antes de terminar disputando torneos de bajo nivel en un momento crítico de su carrera.
“Tenemos a más de 20 futbolistas de nuestra cantera que en vez de reforzarnos a nosotros están jugando en distintos equipos profesionales de la Bundesliga”, expresó Leverkusen oficialmente al referirse al núcleo de su problema, que es el mismo de otros clubes que forman a muchos talentos sin poder retenerlos. Este caso lo vive desde hace ya muchas temporadas el 1860 Múnich, que año tras año ve partir a sus figuras juveniles (los gemelos Sven y Lars Bender o Kevin Volland) en vez de poder disputar con su apoyo el anhelado regreso a la primera división.
Manejar la abundancia
Subir el último peldaño, ese que lleva del equipo amateur al profesional, es uno de los retos más difíciles que enfrentan tanto los jóvenes jugadores, como los responsables de la cantera, que muchas veces ven cerradas las puertas de sus propios clubes. En Leverkusen, en un ejemplo que será seguido por el Fráncfort, la nueva política será recibir de inmediato al juvenil de la categoría Sub17 y Sub19, probarlo, retenerlo, o cederlo en préstamo por tiempo limitado a otro club.
El Wolfsburgo, por su parte, también ha modificado su política de administración de la cantera, movido tanto por la abundancia de talentos en sus equipos inferiores, como por los excelentes resultados que ellos arrojan, dominando con propiedad los torneos en los que compiten. Por eso la apuesta del club alemán ha cambiado; allí donde se acostumbra fichar costosas estrellas, ahora se asciende a jóvenes talentos propios como Maximilian Arnold, Paul Seguin y Federico Palacios-Martínez.
Para orientarse, ahora los clubes de la Bundesliga están mirando en esa dirección, así como en la del Bayern, Schalke y Friburgo, equipos en cuya plantilla profesional se encuentran once jugadores producto de la cantera propia. Hay además casos como el de Schalke, en el que casi la mitad de sus jugadores son canteranos, bien sea formados en casa (Julian Draxler, Benedikt Höwedes, Matip Joel o Max Meyer), o adquiridos en otras de Alemania (León Goretzka, Philipp Max).
Preocupación a alto nivel
Pese a la abundancia de talentos, la Federación Alemana de Fútbol, DFB, ha advertido que el futuro no está garantizado. Responsable de la preocupación oficial es el dato estadístico que revela que entre el año 2012-2013 el número de equipos en las categorías masculina y femenina en las edades 10 a 14 años se redujo en 40.000.
Para Alemania, donde el fútbol es el deporte más popular entre los niños, el dato es alarmante. Por eso la entidad ha invertido en esta temporada varios millones de euros en campañas de promoción, especialmente en medios digitales, dirigidas a animar a los jóvenes a practicar el fútbol. Y es que curiosamente, mientras el número de socios de la DFB aumenta constantemente, el de los clubes se reduce, al igual que el de los equipos aficionados.
(Foto: Deutsche Welle )