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La policía antidisturbios de la ciudad de Sao Paulo, donde tendrá lugar la inauguración del Mundial de Fútbol 2014, lanzó gases lacrimógenos y balas de goma contra los manifestantes que protestaban en las cercanías del estadio del Corinthians contra la realización del torneo en su país.

“Si no tenemos derechos, no habrá copa”, rezaba una de las banderolas desplegadas por los manifestantes, en mención del uso de fondos federales en la organización del evento deportivo.

El objetivo de los revoltosos era armar alboroto en los alrededores del recinto deportivo, pero la policía respondió con fuerza a los participantes en la marcha.

“El objetivo es poner un fin a la Copa del Mundo. Nos damos cuenta de que no lo conseguiremos pero creemos que los brasileños deben participar en una revuelta”, manifestó uno de los participantes a la agencia AFP.

La víspera, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, había anunciado que pondría mano dura contra cualquier tipo de violencia y que “el mundial dura un mes, pero sus beneficios toda la vida”, saliendo así al frente nuevamente contra las críticas respecto a los 11 mil millones de dólares gastados en la organización de esta edición de la Copa del Mundo.