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La casa de papel: Berlín y su última reflexión sobre la muerte

CUIDADO, ALERTA DE SPOILER. Del grupo de atracadores que ingresa a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, solo uno de ellos no tiene nada que perder y La casa de papel se encarga de sacrificarlo en la recta final para que los demás puedan escapar con el botín en su poder.

Como es revelado en el transcurso del golpe, Berlín, líder de los enmascarados en mono rojo que ingresan a la fábrica, sufre de una enfermedad degenerativa de los huesos llamada miopatia de Helmer – una enfermedad que en realidad no existe – y su esperanza de vida es de unos pocos meses. Por esa razón, para Berlín, llamado realmente Andrés de Fonollosa, el golpe es más que todo un homenaje a su padre y una forma de tener una última aventura.

Como él mismo dice – en una confesión compartida por Antena 3 –, si te queda poco tiempo de tiempo, la única salida es vivir plenamente el tiempo que te queda.

“Si te dijeran que te queda un mes de vida, ahí es donde te das cuenta que lo que importa no es el tiempo, sino lo que haces con él. Si te dijera que te quedan solo 24 horas, ¿tú qué haría? ¿Deprimirte? ¿Lloriquear por las esquinas? ¿Rezar? ¿Despedirte?”, dice Berlín en esta grabación especial.

“La respuesta adecuada es vivir, divertirte. Y no tener miedo a la muerte es lo que te da un maravilloso día de fiesta y morir en la hamaca en la playa, con la tontería del champagne en la cabeza, qué bonito. Se muere tan feo la gente”, agrega.

Berlín también comparte sus reflexiones sobre la justicia en otro video.

Con la policía pisándoles los talones, Berlín decide quedarse atrás para detenerlos y eso, en última instancia, le cuesta la vida. Tras despedirse del Profesor, Andrés de Fonollosa es abatido por los uniformados, pero consigue su cometido. El grupo de escapa. Y a pesar de todo, el final es feliz.

La casa de papel ya está completa en Netflix.