Segunda Guerra Mundial: la Marcha de la Muerte de Bataán

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Los japoneses no tuvieron piedad durante la Marcha de la Muerte de Bataán. (Foto: Getty Images)
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Soldados estadounidenses capturados. (Foto: Getty Images)
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Japoneses celebran victoria en Bataan. (Foto: Getty Images)

Uno de los crímenes de guerra durante la Segunda Guerra Mundial (II Guerra Mundial) fue la Marcha de la Muerte de Bataán, cuando aproximadamente 76.000 prisioneros – entre filipinos y estadounidenses – fueron capturados por los japoneses en la península de Bataán (Filipinas).

A inicios de 1942, en el llamado Teatro del Sudeste Asiático de la Segunda Guerra Mundial, el Imperio japonés avanzaba por el Pacífico. Los nipones habían logrado conquista Malaca, Singapur, las Indias Orientales Holandesas y Birmania.

En Corregidor y Bataán, los estadounidenses, bajo las órdenes del general Douglas MacArthur, resistían junto a soldados filipinos. La situación era desesperada para las fuerzas norteamericanas y filipinas que sufrían constantes bombardeos. Pese a la intención del general de quedarse en la resistencia, recibió la orden directa del entonces presidente Franklin D. Roosevelt de trasladarse a Melbourne (Australia).

La partida del general MacArthur el 12 de marzo de 1942 – en medio de una intensa persecución japonesa – hizo caer la moral de los combatientes que ya estaban enfermos y mal alimentados, pues implicaba que la isla no recibiría refuerzos para combatir. Casi un mes después, el 3 de abril de 1942, las fuerzas en Bataán se rindieron.

El infierno para los prisioneros de guerra y civiles – 64.000 filipinos y 12.000 estadounidenses – empezarían semanas después, cuando las tropas japoneses iniciaron una marcha de decenas de kilómetros hasta llegar a un campo de prisioneros.

Si bien apenas se habían rendido las fuerzas en Bataán, los japoneses ejecutaron a 450 oficiales filipinos, lo peor vendría con la marcha. A los prisioneros no se les dio comida en los primeros tres días y solo se les permitió tomar agua de los charcos. Los soldados nipones golpeaban a los rezagados o los que no podían avanzar.

En consecuencia, durante la Marcha de Bataán muchos prisioneros murieron antes de llegar a Balanga, capital de Bataán. En la ciudad, las condiciones no mejoraron y se establecieron “equipos de limpieza” para matar a los que no podían continuar la marcha hasta San Fernando. En algunos casos incluso, los camiones de transporte atropellaban a los que se desmayaban en el camino.

En San Fernando, los prisioneros fueron embarcados en ferrocarril en condiciones infrahumanas hasta llegar a Capas, en donde nuevamente tuvieron una marcha de varios kilómetros hasta llegar a Campo O’ Donnell.

Se cree que entre 7.000 y 10.000 hombres fallecieron en la Marcha de la Muerte de Bataán por desnutrición, enfermedades o malos tratos. La mayoría de las víctimas fueron enterradas en fosas comunes construidas por los japoneses con bulldozers.

DATOS CLAVES


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