Segunda Guerra Mundial: Joseph Goebbels, de escritor frustrado a ministro de la propaganda nazi
Uno de los más cercanos colaboradores de Adolf Hitler antes y durante la Segunda Guerra Mundial (II Guerra Mundial) fue Joseph Goebbels, doctor en filosofía que utilizó la propaganda para expandir y consolidar el nazismo en Alemania*.
Joseph Goebbels (1897-1942) sufría una deformidad congénita en la pierna que le impidió participar como soldado en la Primera Guerra Mundial. Dicha discapacidad fue motivo de burla para sus rivales políticos.
Obtuvo el grado de doctor en Filosofía. Sin embargo, su verdadera pasión era la escritura. Hacia 1921 publicó una novela semiautobiográfica de tres partes (Michael), de las que solo han sobrevivido dos. La novela no tuvo éxito, sin embargo, por aquellos años, Goebbles comenzaba a admirar la figura del entonces joven Adolf Hitler.
Goebbles se unió al Partido Nazi, en donde comenzaría la cercana relación con Hitler. En un inicio, no obstante, diferían en algunos aspectos sobre el socialismo alemán. Con el tiempo, el filósofo se convirtió en un ferviente admirador del futuro Fuhrer.
Hacia 1933 cuando Hitler fue nombrado canciller de Alemania, Goebbles, quien había sido el jefe de Propaganda del Partido Nazi, se sintió decepcionado de no conseguir el puesto de ministro de Cultura. Sin embargo, poco después se convertiría en ministro del Reich para la Ilustración Pública y Propaganda, un puesto creado para él.
Goebbles dedicó sus esfuerzos a construir la imagen de Hitler como un mesías, así como a difundir el antisemitismo. Para ello utilizó discursos incendiarios y manipuló los medios de comunicación, teniendo especial interés por la radio y el cine.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Goebbles utilizó los medios de comunicación para controlar la información sobre el conflicto. Asimismo, se preocupó por mantener en alto la moral de los alemanes, incluso cuando el conflicto comenzó a revertirse para los nazis.
En los últimos meses de la II Guerra Mundial, cuando los aliados comenzaban a avizorar la victoria sobre la Alemania nazi*, los discursos de Goebbles se volvieron más apocalípticos. Hacia 1945, cuando los soviéticos ocupaban el río Óder y los occidentales se preparaban para cruzar el Rin, discutió con el propio Hitler la posibilidad de firmar la paz con los aliados, pero el Fuhrer se negó tajantemente.
De los hombres de confianza de Hitler fue el único que se quedó con el hasta el final. El Fuhrer lo nombró su sucesor como canciller de Alemania antes de su suicidio. Goebbels tuvo un único acto oficial que fue la rendición ante los soviéticos que ya estaban en Berlín. Empero, el comandante Vasili Chuikov rechazó la rendición por lo que Goebbels, consciente de que no tenía a dónde ir junto a su familia, decidió suicidarse tras primer envenenar a sus hijos.
Si bien poco antes de la caída del III Reich había quemado documentos incriminadores, sobrevivieron los diarios de Goebbels, en donde describe el régimen nazi y la actitud de Hitler, siendo un documento valioso de la II Guerra Mundial.
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