Gabriel Neila: 'El trabajo del escritor es quitarse la piel para contar una historia'
Por: Maritza Luza Castillo
Gabriel Neila es un filólogo español, perteneciente al cuerpo docente de la Universidad de Alcalá. A través de sus obras diseña un contexto comprensible relacionado a la exploración del amor.
Gabriel transita por los frondosos senderos del desamor y la ruptura con dos textos: La vida en minúsculas y Los amores ausentes, con un registro diferente. Su lenguaje narrativo no padece de la subversión de la incomprensión. Muy por el contrario, seduce y fluye como una ola viva a la orilla del mar. El autor conversó con La Prensa.
¿Desde el punto de vista del lector “Los Amores Ausentes”, son episodios de amor y desamor en paralelo? ¿Alguna intencionalidad en particular para el sugestivo titulo que encarna tu trabajo?
Efectivamente, pretendía presentar al lector en este conjunto de relatos, la forma en la que el amor o el desamor sufre o se disfruta a lo largo de la vida de una persona con todas las vicisitudes que conlleva el concepto “amor”. También tenía como objetivo principal que el lector fuera consciente del punto de vista masculino como femenino porque pienso que aporta riqueza a la interpretación que puede tener el lector a la hora de afrontar las historias de este libro. De hecho, los hombres y las mujeres, tanto heterosexuales como homosexuales, no nos comportamos de la misma forma en las relaciones amorosas.
Con gusto el letor se interna en un lenguaje amigable, bastante versátil, rico en matices y con un hondo piso emocional, cuéntanos eso.
El lenguaje que utilizo en mis libros está muy pensado y reflexionado. Se debe a que, desde mi punto de vista, un escritor de ficción no debe someter la trama al lenguaje. Éste debe asemejarse a un vehículo redactado con pericia para disfrutar de una buena historia. Además, mis referentes literarios son escritores directos y llenos de fuerza como Raymond Carver o Scott Fitzgerald. Es mi forma de entender la literatura y de disfrutar de ella.
Un derrotero permanente en sus cuentos cortos es el trasmitir una vivencia que pugna por salir, ¿cuánta es la necesidad de hablar, comunicarse y contar que posee Gabriel Neila?
Hablo porque observo la realidad. Me comunico a través de la literatura porque la realidad que que me rodea es lo suficientemente potente para cauterizarla a través de mis obras. Evidentemente, mis historias beben de mi forma de ver la sociedad que estamos viviendo. El papel de los lectores es importante a la hora de decidir si he cumplido con mi trabajo de una manera adecuada.
¿Cuál es el filtro que empleas para hacer una historia que podría ser cotidiana un excelente bocadillo literario?
La verdad es que nunca me han preguntado algo así y me parece una cuestión tremendamente interesante. El filtro que empleo es la corrección exigente y repetida. Voy redactando las historias que considero más potentes y, por medio de un proceso de autoexigencia muy fuerte, trato de discernir si la historia que cuento es una simple anécdota o algo que va más allá de la simple realidad.
En el relato “Destinos cruzados”, el tono de la carta de despedida y deserción al matrimonio, que es el cuerpo del cuento, tiene una voz tan real y sufrida que conmueve. ¿Acaso esta historia se basa en alguna situación verdadera?
La verdad es que este relato surgió como un experimento. Traté de dar un final más clásico y trágico a una carta de despedida real. Quería reflejar una historia real sobre una persona que me contó que se había dado cuenta de que la mujer con la que se iba a casar no era la compañía de viaje que él pretendía tener. Además, mi objetivo era no cargar las tintas en presentar un relato inverosímil o demasiado sentimentaloide y despertar la compasión hacia el personaje principal.
Dentro del contexto argumental de tu obra los móviles visibles pasan por una errática comunicación entre las parejas, por suposiciones preconcebidas y subestimaciones de unos por otros. Sin embargo, ¿aquel cruce exprofeso de circunstancias tuvieron algo que contarle a tu pluma?
Evidentemente, creo que una de las mayores causas del fracaso de las relaciones sentimentales en nuestros días es la incomunicación entre los miembros de la pareja y la violencia verbal que atenaza la forma de relacionarnos en la actualidad.
¿Cuál de tus dos trabajos literarios te costó más realizar: “Los amores ausentes” o, “La vida en minúsculas”? Además déjame decirte que quien leyó el primero de los títulos observa con cierta distancia al escritor del segundo, aunque el estilo obviamente es parecido en fluidez y forma, hay un antes y un después en su obra. Vale decir que existe un Gabriel Neila que distingue la lluvia y otro que permite que lo moje.
Las dos obras han tenido mucha dificultad porque son extremadamente complejas. Es cierto que La vida en minúsculas tiene un trabajo muy elaborado en el ensamblaje de cada una de las historias. Por otra parte, en Los amores ausentes hago mucho más hincapié en la fuerza de las tramas de cada uno de los relatos. Por otra parte, me siento muy feliz por eso que me dices. Evidentemente, lo más importante para un escritor es que cada obra que escribe sea mejor que la anterior. Según me van contando los primeros lectores de Los amores ausentes, he dado un gran paso adelante con respecto a mi primer libro. De todas formas, creo que todavía me queda mucho camino por andar en este complejo mundo de la literatura.
¿Qué podría condicionar a una persona a que se observe la vida en minúsculas? ¿Qué es una vida en minúsculas?
Creo que la forma en la que nos comportamos en nuestro ámbito personal, íntimo o laboral es completamente diferente. Por eso, quería investigar sobre la manera en la que nos comportamos cuando nos encontramos en diferentes situaciones. Me gusta poner a mis personajes en aprietos. Por esta razón, creo que tienen que dar lo mejor o lo peor de sí mismos para ser capaces de vencer a las dificultades que se les van presentando en la vida diaria. Esa vida diaria es lo que yo considero como La vida en minúsculas.
Tanto la primera como la segunda compilación se aprecia como puerto obligado algún personaje ligado al mundo editorial y la escritura. ¿Así de monumental es tu devoción por las letras?
Por supuesto. No concibo mi vida sin poder leer historias o escribir. He estado toda mi vida académica para formarme en el mundo editorial y literario y creo que ya estoy preparado para dar este gran paso. Creo que con La vida en minúsculas y con Los amores ausentes he comenzado a dar batalla en el mundo literario. Tengo mucho que contar y muchas ideas que creo que pueden ser interesantes. El tiempo dirá si tengo razón o no.
¿Qué sensaciones difícilmente insoslayables convergen en ti durante el proceso creativo?
La más importante es la sensación de libertad. Cuando escribo, libero tensiones y doy rienda suelta a mi manera de ver el mundo o los comportamientos de los seres humanos. Se podría decir que la literatura me da alas cuando necesito aislarme o superar alguna vicisitud que me acontece en mí día a día.
Quien lee el epílogo de “La vida en minúsculas” se hace una pregunta: ¿La rutina se convierte en una cárcel a la medida?
Sin duda. Creo que estamos inmersos en una rutina que nos ata demasiado. Vivimos abocados al cumplimiento de unas tareas que no nos gustan o que no nos permiten realizar nuestros propios sueños. Por eso creo que debemos tratar de salir de esa zona de confort tan peligrosa que no nos deja desarrollarnos en plenitud.
¿Quién es Gabriel mientras escribe, el autor, el lector o el personaje?
Sería una mezcla de esos tres conceptos. Evidentemente soy el autor de los textos que escribo, puesto que quiero llevar el mando y dirigir el proceso de creación y el desarrollo de una trama y de unos personajes. Al mismo tiempo mientras escribo, soy lector, puesto que intento presentar las obras que me hubiera gustado leer. Por último, muchos de mis lectores me han dicho que hay cosas mías en la caracterización de algunos personajes. Creo que es algo inevitable. El trabajo del escritor es, en cierta manera, desnudarse y quitarse la piel para contar una historia verosímil y sin imposturas de la cual forma parte innegablemente.
Maritza Luza Castillo es una periodista y escritora peruana que ha colaborado con diversos medios y revistas literarias. Sus poemas han aparecido en antologías publicadas en España, Italia, Argentina, República Dominicana y otros.
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