Ana Frank: ¿su escondite fue descubierto por casualidad o traición?
El descubrimiento del escondite de Ana Frank fue producto de una casualidad, sugiere una investigación de la fundación que administra la casa-museo en memoria de la joven autora del famoso Diario.
Cuando el 4 de agosto de 1944 los nazis hallaron el desván donde se ocultaban ocho judíos, en una casa de los canales de Ámsterdam, los agentes “iban detrás del tráfico de cartillas de racionamiento y la contratación ilegal de trabajadores”, según el investigador Gertjan Broek.
El gendarme holandés que ingresó a la vivienda, donde meses atrás capturaron a dos traficantes de bonos de comida – episodio del que Ana Frank relata en su obra que les puso muy difícil la obtención de alimentos -, “estaba asignado al departamento de delitos económicos, no a la búsqueda de judíos ocultos”, añade.
Otro indicio que respalda su teoría es el tiempo que tardaron los policías en salir del hogar: dos horas. “Demasiado tiempo si sabían que había judíos ocultos”.
Hasta hoy se creía que a la familia de Ana Frank, los Van Pels y al dentista Fritz Pfeffer, quienes llevaban dos años ocultos, los traicionó un informante de Alemania, pero la versión del soplo podría descartarse.
Imagen: (Imagen: francescadevincenti)
LLAMADAS TELEFÓNICAS
La hipótesis de que los oficiales recibieron una llamada cuando se encontraban en la casa donde se escondió Ana Frank es defendida por otros escritores. Tonny Ahlers, miembro del Movimiento Nacional Socialista de Holanda, o Nelly Gies, hermana de Miep, la amiga de la familia de Ana que les ayudó, son los principales sospechosos. Tras la II Guerra Mundial los interrogaron sin alcanzar conclusiones.
“En 1944 muchas conexiones telefónicas habían sido cortadas, y los números de los servicios secretos no estaban al alcance de cualquiera”, aclara Broek.
Esta perspectiva no se contradice con la búsqueda por vía legal, pero la organización anota que van décadas sin encontrar la pista que determine la delación. “Animamos a otros investigadores a rastrear nuevas pistas para poder contar toda la historia de Ana Frank”, invita la casa-museo.
Ana y Margot Frank murieron, con pocos días de diferencia, posiblemente en febrero de 1945, en el campo de Bergen-Belsen, al norte de Alemania. Fueron enterradas en una fosa común. El 15 de abril de ese año, los soldados británicos aliados liberaron el lugar, quemado luego para contener una epidemia de tifus. De los campos de concentración solo salió con vida Otto Frank, el padre de las jóvenes.
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