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Por Luis Carnero / @LuisCarneroB
La segunda parte de la cuarta temporada de The Walking Dead cierra por todo lo alto y –como ya estaba cantado– con el encuentro de Rick y los suyos después del ataque del Gobernador. Pero lo que nadie se imaginaba era que sería en la oscuridad de un vagón, encerrados por convertirse en un riesgo para el lugar que los acogió con los brazos abiertos. ¿Quiénes son los malos ahora?
Con episodios dedicados por completo a parejas –Daryl y Beth, Carol y Tyresse, Rick y Carl–, en esta temporada se ve a los protagonistas enfrentarse a ellos mismos y a sus propios miedos luego de perder a su “familia” y ver en qué se han convertido después de intensas luchas contra zombis y otros humanos.
La lucha entre Rick y el jefe de los saqueadores. (Foto: Cortesía Fox)El último episodio de The Walking Dead dejó un cierre más que glorioso y de terror de cara lo que vendrá en la quinta temporada. Primero: por la escena donde Rick da muerte al jefe de los saqueadores –a los que Daryl se unió– con un mordisco en el cuello al más puro estilo de los caminantes.
Y luego la incursión a Terminus, donde se puede apreciar a un líder que es el reflejo de Rick en sus tiempos en la prisión. Un Rick Grimes bañado en sangre, después de desgarrar la garganta del enemigo y abrir a otro hombre desde el estómago hasta la garganta por un intento de violación a Carl, da cuenta de lo que es capaz el excomisario cuando alguien toca a los suyos.
“Yo era otro monstruo”, le dice Michonne a Carl y le revela a que mantuvo a su novio y amigo encadenados a su muñeca, convertidos en zombis sin mandíbulas y uñas. “Yo puede evitarlo” sostuvo la samurái, mientras Rick entierra un maletín con armas antes de entrar a Terminus.
Del buen comisario y exgranjero no existe ya nada, Rick sea convertido en un monstruo y los habitantes “parrilleros” de Terminus están por enfrentarlo.
¿Son ahora los humanos caníbales? (Foto: Cortesía AMC)