Síguenos en Facebook



Por José Miguel Silva @jomisilvamerino

El cuento Arnaldo y Serafín cautiva porque, a pesar de la simpleza con la está escrito, logra con éxito formar esas imágenes que propician el acercamiento feliz de un niño a la literatura básica y formativa.

Conversamos con su autor, Ernesto Paredes Koth, un hombre que se desligó de la ecología para abrirse paso entre la literatura.

¿Cuáles son las principales dificultades que se le presentan a un adulto que intenta leer si durante su infancia lo hizo casi nunca?
Quizás sufren la falta de costumbre para ejercitar la imaginación, para visualizar las cosas sin tener imágenes. A mayor práctica, mayor facilidad para imaginar cosas más nítidas, más ricas.

¿Leías mucho de chico?
Sí, bastante. Leía cuentos, revistas y principalmente cómics. Tampoco es que haya leído a Cervantes o algunos clásicos, pero sí leía mucho.

¿Por qué decidiste escribir literatura infantil?
Escribo desde chico. Intentar publicar sí es algo nuevo en mi vida. Decidí hacerlo porque venía trabajando en televisión, en museos y en Internet, produciendo material educativo. Solía trabajar en equipos grandes y sentía que el mensaje se diluía un poco. Quería probar esta forma de contactar al lector más directamente. Así fue como empecé a enviar mis cuentos a concursos de literatura infantil. En 2010 salí finalista del Premio Barco de Vapor y al siguiente año gané el concurso con Los solucionadores.

¿Sobre qué temas te gusta escribir?
Para mí, lo central es sentirse bien. La vida es alucinante, maravillosa y fantástica. Meda mucha pena ver a mi alrededor tanta preocupación y sufrimiento. Considero que las cosas no tendrían que ser así. A través de mis cuentos, ayudo a las personas a ver el lado bueno de la vida.

En Arnaldo y Serafín el tema central es la perseverancia…
Así es. Para mí, debes siempre perseguir tus sueños. Otros valores que te deja el libro son la amistad y la cooperación. Mira, en este mundo tan competitivo en el que vivimos, en el que se cree que la competencia es lo natural, no lo veo tanto así. Para mí la cooperación es lo más importante.

¿Te consideras un idealista?
Al contrario, me considero un realista. Vengo del ámbito de las ciencias y creo que mis ideas son lógicas y están dentro de la perspectiva correcta.

¿Qué te motiva a escribir literatura para niños en un país en donde la mayoría de estos no entienden lo que leen?
Bueno, pienso que escribo no solo para el mercado local, sino para el mundo. Si se da el caso de que se vendan mis libros en el extranjero, sería fantástico. Lamentablemente, si se llega a vender en el extranjero, entonces se valorará acá en Perú. Es el efecto rebote.

Somos un país que lee muy poco y casi siempre sin entender los textos…
Es inconcebible que en el siglo XXI la gente no pueda entender lo que lee. El Gobierno, la sociedad civil y las empresas también deben trabajar en conjunto para sacar esto adelante.

¿Qué tan difícil es que un niño lea si ve que en su casa sus padres no lo hacen?
Es muy difícil, pero no imposible. Conozco varios casos de niños que les apasiona leer, aún a pesar de que a sus padres no les interesa en absoluto. Depende del individuo.

Casi no usas tu celular, hoy los niños tienen un smartphone a los 7 años, ¿te parece bueno eso?
Claro que sí, me parece otra forma para leer. Uno puede leer libros desde su smartphone. Es cierto que algunos lo usan más para jugar, pero bueno, al final sí es una forma de leer.

¿En una país pobre es mucho más fácil encontrar Arnaldos o Serafines (los protagonistas de su novela infantil)?
Creo que depende de la cultura, he tenido la oportunidad de viajar a otros países y allá se valora la independencia, la creatividad. Se suele apoyar a la persona innovadora. Ojo, y no es necesariamente en países muy adinerados. Por ejemplo, en Argentina hay una crisis, pero allá la creatividad sigue siendo bastante valorada. En el Perú hay gente muy creativa, pero lamentablemente no se los apoya mucho.

¿Crees que hay algo de pesimismo o baja autoestima en los peruanos?
Sí y no sé de donde viene eso.

Algunos culpan a la forma en cómo los españoles conquistaron el Perú…
Podría ser, pero ya pasaron cientos de años de eso. Esto debe cambiarse porque retrasa el desarrollo del país innecesariamente. Hay muchas cosas buenas que simplemente no se dan a conocer. Como el Concytec, que premia a inventores peruanos. Me gustaría que se valore mucho más eso. Ellos deberían ser los nuevos héroes del país.

Arnaldo y Serafín tiene un final feliz…
En los cursos de escritura que tomé en los últimos años formé círculos de escritura. Me topé con esta idea de que la literatura debe ser incómoda, difícil, sobre temas oscuros. No estoy diciendo que está mal escribir eso, pero tampoco creo que sea lo único.

¿Piensas dedicarte únicamente a escribir literatura infantil o juvenil?
En realidad de todo un poco, no quiero llegar solo a niños sino también a adultos. Vengo escribiendo guiones, novelas y cuentos cortos. No me siento tanto un literato, soy esencialmente un comunicador. Para mí la idea principal es que el mundo sea un poquito mejor en el futuro. Quiero contribuir a eso y si con mis obras puedo hacerlo entonces para mí está bien.