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Por: César Valero
El remake de Dirty Dancing no es ningún ‘baile caliente’. Solo es una réplica valiente pero terriblemente realizada que nos lleva a evaluar la conveniencia de resucitar algunos clásicos musicales para la televisión. Y es que por más adorable que sea ver a Abigail Breslin como ‘Baby’ Houseman, no podemos mentir. Esta nueva versión no tiene la fuerza ni el carisma de la cinta original. Tiene la música, pero le falta todo lo demás.
La trama es básicamente la misma. Los Houseman se instalan por unas semanas en el Kellerman’s Resort y es tiempo suficiente para el desarrollo de una historia de amor entre una adolescente y su profesor de baile. Después de eso, la miniserie se pierde entre piruetas flojas, dramas sobredimensionados y personajes que nunca llegan a conectarse entre sí ni con la audiencia.
La Dirty Dancing de Emile Ardolino nunca fue una obra maestra, pero hasta el día de hoy conserva cierto sentimiento imborrable, creado por su banda sonora, su época y actores. Jennifer Grey como Frances ‘Baby’ Houseman no era creíble como personaje. Sin embargo, sus movimientos y picante inocencia hacían inevitable admirarla, algo que Breslin no consigue con el mismo papel. Su versión de ‘Baby’ es bastante discreta y sosa, como si la joven no hubiese asimilado por completo qué zapatos estaba usando. La actriz podía zambullirse sin dificultades en el plano dramático del remake, pero cuanto tocaba enamorar a Johnny y al público, no encontraba la forma de ser realmente ‘Baby’. El baile no es lo suyo por más corazón que le haya puesto a su performance. Si bien es realista que una muchacha que descubre un poco tarde su pasión por la danza no lo haga a la perfección en cuestión días, al menos podía esperarse de ella más soltura y menos vergüenza. Después de todo, ¡esto es Dirty Dancing!
En el caso del debutante Colt Prattes, el actor ha tenido una misión imposible. La Dirty Dancing de 1987 es Patrick Swayze y sin Patrick Swayze no hay Dirty Dancing. Como Johnny Castle, el ya fallecido actor podía acaparar la pantalla, dejas atónitos a mujeres y hombres, moverse cómo pocos hacen. Swayze puso la gran cuota de ‘baile prohibido’ a la cinta original y dejó un techo demasiado alto para cualquiera que osara ponerse sus zapatos, usar sus mallas y sostener en el aire a ‘Baby’. El Castle de Swayze era inseguro y temeroso, pero en la pista de baile, fuerte y dominante, mientras que el de Prattes solo se queda en una copia mal desarrollada de este héroe juvenil. Prattes es un buen bailarín, pero no tiene el liderazgo como para estar al frente de toda una compañía. Tampoco está a la altura de Breslin como intérprete. Fuera de la danza, su actuación es insípida. Apenas aceptable.
Abigail Breslin es Baby y Colt Prattes es Johnny (Foto: Fox)[ENLACE. Dirty Dancing EN VIVO: ¿dónde y a qué hora ver la miniserie remake?]
Además, no hay química. Por más repetitivo que pueda sonar, la química es básica para una pareja del cine o la televisión. Swayze y Grey la tenían, pero Breslin y Prattes no. Cuando ensayan juntos no hay sensualidad, no hay juego por más que repitieran las líneas de los personajes originales. No hay amor. Quizá por eso el final del remake es otro.
Los bailes tampoco son lo suficientemente sorprendentes. A pesar de haber conseguido al coreógrafo Andy Blankenbuehler, de Hamilton, la nueva Dirty Dancing no tiene ninguna pieza que se quede clavada en tu cabeza. El ‘baile caliente’ se convierte en un ‘baile tibio’. De hecho, la coreografía final es bastante fría, apenas salvada por el momento de ‘Baby’ sostenida en el aire por Johnny. De fondo puede escucharse el clásico The Time of my Life, pero después no hay nada imperecedero o maravilloso.
Dirty Dancing nunca fue un musical, sino una película donde sus personajes bailan y dicho valor está muy por encima de lo realizado ahora por el director Wayne Blair, por más musical que sea su remake, por más que sus personajes canten, por más que intentara darle – sin éxito -mayor peso al resto de personajes y por más que haya tenido una base a su favor.
Quizá si no hubiese habido un Dirty Dancing original hoy podríamos estar hablando de un musical sencillo y aceptable, pero como debe evaluarse la miniserie a partir de lo realizado hace 30 años, solo puede concluirse que ha sido tristemente desastroso.
Dirty Dancing se estrena este sábado en América Latina por Fox (Foto: Fox)