(Foto: Antonio Álvarez)

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El periodista Aarón Ormeño (31) acaba de publicar su primer poemario Contrabajo y huesos, en el que busca explorar la relación entre cuerpo, deseo y muerte como el estado propiciatorio para la escritura de un poema.

Los escritos, muchos de los cuales se remontan a su juventud, están llenos de tristeza que ahora admite le resulta ajena. Otros poemas son más recientes y hablan de su reacción al nacimiento de su primogénita.

Es tú primer poemario publicado ¿cómo te sientes?
Me siento bastante cómodo conmigo mismo. Es un libro que he venido trabajando por buen tiempo. El simple hecho de ir a la imprenta cuando ya están listos los ejemplares es una locura. Tocar y oler mi primer libro fue algo que disfruté más de lo que yo podía imaginar. Estoy contento. Es una paradoja, porque estoy contento a pesar de ser un libro de tristezas.

¿Por qué decidiste escribir Contrabajo y huesos? ¿Qué temas querías tratar?
Tenía poemas escritos desde hace mucho tiempo. Los tenía todos amontonados en una caja. Un día tomé en serio la idea de publicar y empecé a releer mis poemas. Fue terrible para mí ver tanta tristeza acumulada en una persona. Noté que era un pasado que ya me resultaba ajeno. Agregué otros poemas que había escrito recientemente y fue como nació este libro.

El libro habla de soledad, oscuridad, poca esperanza por la vida, estar un poco harto de muchas cosas. Hay mucha madrugada, algunos simbolismos venéreos, algunos cuestionamientos religiosos, pero también momentos de fe y la luz que se asoma.

¿Cómo es recibida la poesía por el público peruano?
Solo puedo hablar del público de Lima porque es donde yo vivo. No tengo conocimiento del interior del Perú, ni de otros países. Pienso que en Lima se lee mucha poesía, sobre todo porque han existido generaciones importantes de poetas. Es genial que a los chicos les guste Jorge Eduardo Eielson y Blanca Varela. Eso es valioso.

El libro y al menos tres poemas están dedicados a tu hija. ¿Cómo su nacimiento cambió la manera en que escribías este poemario?
El nacimiento de mi hija ha cambiado mi vida por completo. En todo sentido. Creo que es un poemario bastante oscuro, pero los poemas que están escritos para ella son las únicas luces que hay en esas páginas.

En tu libro pareces condicionar toda revelación al cuerpo y sus funciones. ¿Crees qué es posible comprender la naturaleza de las cosas fuera de la experiencia empírica?
Este libro devela un mundo interior que se enciende de madrugada y se apaga de día. Comprender la naturaleza para alguien como yo, que no es científico, siempre va a ser un atractivo misterio hasta la muerte. Por eso escribo en un poema: “aprender está en los libros/ en el suelo y en las costras”.

En el verso “Poner la poesía sobre el papel/ es enjaular a un pájaro” reconoces las limitaciones de las palabras escritas para transmitir una verdad, sea esta trascendental o personal. ¿Crees que el trabajo de un poeta es fútil? ¿debe resignarse a nunca solo ser comprendido a medias e reinterpretado?
Para mí un poema es un gran intento por inmortalizar la poesía en un papel. Por eso digo que es como enjaular un pájaro. Lo tienes ahí, puedes ver su colorido plumaje, sin embargo ya no tienes el encanto de verlo por el aire. Eso me sucede cuando escribo. Por otro lado, para mí no es tan importante que encuentren el significado que yo tengo sobre cada poema. Eso es realmente imposible y me resulta más agradable saber lo que otras personas puedan interpretar.

¿Cuál será tu siguiente proyecto?
Ando afinando un cortometraje. Sigo trabajando en eso. Espero empezar a grabar pronto.

Acabas de dar un paso importante en el mundo de la poesía ¿qué consejos tienes para aquellos que también quieren meterse en este rubro?
Nunca dejen de escribir y cuando sientan que es momento de publicar háganlo.

Por Juan Luis del Campo Pun.