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Por: Xinhua/Esteban Mikkelsen Jensen
Diego Armando Maradona hizo llorar de alegría al pueblo argentino por una pelota de fútbol, esa misma que hoy llora su muerte. “Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha”, lanzó el astro cuando se despidió en la Bombonera de los aficionados de su amado Boca Juniors el 10 de noviembre de 2001.
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El error había sido el dopaje positivo en el Mundial de Estados Unidos 1994, cuando le detectaron presencia de efedrina en la sangre tras la victoria 2-1 sobre Nigeria en la fase de grupos.
Maradona, de 60 años, sufrió un infarto este miércoles en el barrio privado al que había sido trasladado el 11 de noviembre tras ser intervenido quirúrgicamente de un derrame en la cabeza.
Sus gambetas, su rebeldía contra el poder, su lengua vivaz, su histrionismo, su amor por la casaca albiceleste formaban parte de un combo que trascendió las fronteras e hizo conocer a la Argentina en todo el planeta.
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Fue campeón en México 1986 con un Mundial sobresaliente en el que su punto cúlmine fue aquel partido de cuartos de final con Inglaterra, donde convirtió dos goles totalmente opuestos, pero igual de celebrados.
El primero fue llamado “La Mano de Dios”, porque tocó el balón con la mano izquierda y el árbitro no lo advirtió, por lo que lo convalidó.
El segundo gol fue uno de los mejores de la historia de los mundiales, en el cual fue eludiendo rivales desde la mitad de la cancha para definir ante la salida del portero Peter Shilton.
Maradona había coqueteado con la muerte un par de veces, primero por su adicción a la cocaína y luego por un corazón maltrecho que había soportado los excesos.
El 30 de octubre fue su cumpleaños número 60 y de todos modos quiso ir al estadio del equipo que dirigía, Gimnasia y Esgrima La Plata, a pesar de que se le notaba muy maltrecho de salud.
Días más tarde terminaría hospitalizado y operado de la cabeza, por un derrame, hasta que llegaría este miércoles 25 de noviembre fatídico.
Los rumores se terminaron confirmando rápidamente: murió Maradona, el hombre que, como nadie, hizo feliz al pueblo argentino, el mismo que hoy llora su partida, el día en que llora la pelota.
Fuente: Xinhua