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El leopardo, el oso polar y la liebre son las caras más famosas de las olimpiadas de Sochi. Estas tres mascotas serán sin duda los recuerdos que cada turista se llevará en forma de imanes, juguetes e incluso objetos de artesanía nacional rusa.

Nadie confiesa a quién se le ocurrió, pero la idea de convertir a los tres símbolos de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 en objetos de arte funciona muy bien.

La fábrica de Gzhel, mundialmente conocida desde el siglo XIX por su porcelana pintada en blanco y azul, trabaja a máximo rendimiento. Así, miles de leopardos, osos y liebres se han ganado su espacio en objetos que van desde platos hasta hervidores. La tecnología de producción se controla con rigor y es la misma que desde hace 150 años.

“Nos dieron solo los dibujos, nosotros realizamos esbozos de plastilina y luego los pasamos a escayola para hacer los moldes. No es un proceso rápido. Después se funde y llega a las manos de los pintores”, señala Valentín Rastiápin. Cada figura se pinta a mano, por eso las caritas son individuales.

“Destinamos de 10 a 15 minutos a cada uno de los animalitos. Claro que si nos equivocamos en algún toque, ya que no somos perfectos, podemos corregirlo enseguida”, explica a RT la pintora Olga Ivákina.

Tras obtener su aspecto único, los símbolos olímpicos enfrentan la última etapa de preparación. Al salir del horno adquieren ya su forma final y pasan directamente al podio, que en este caso son las vitrinas de las tiendas.

“Estos suvenires se venden muy bien, gozan de mucha popularidad tanto entre los rusos como entre los extranjeros; incluso tenemos miedo de que la demanda supere a la oferta”, indicó Nadezhda Ródina, directora de una tienda. (Fuente: RT en español )