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Hechos ocurridos hace más de 30 años han reavivado el debate sobre el dopaje en el fútbol de Alemania, donde la mayor discusión no es sobre el pasado, sino sobre la actitud asumida ante el tema en el presente.
Dopaje y fútbol son dos temas que en Alemania usualmente no van de la mano. De hecho, hasta la semana pasada se hablaba poco de una posible relación entre ambos en la Bundesliga. Ahora, tras conocerse un estudio que revela que hay suficientes indicios para sospechar que a finales de la década de los setenta, y principios de la de los ochenta, Stuttgart y Friburgo doparon a sus jugadores, el problema cobró actualidad y puso en aprietos a todos los implicados.
SIN ESPACIO PARA LA DUDA
El fútbol alemán ha reaccionado rechazando las inculpaciones que se desprenden del informe de la Comisión de Evaluación de Medicina de Deportiva de Friburgo. En él se habla de las grandes compras de medicamentos que le permitieron a los integrantes de la comisión deducir un “comprobable sistema de dopaje con anabólica en el balompié profesional” ocurrido hace poco más de tres décadas.
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Rainer Koch, vicepresidente de la Federación Alemana de Fútbol (DFB) y encargado en la organización de los temas de dopaje, calificó de “falto de seriedad” e “inaceptable” el debate desencadenado por las recientes revelaciones.
“Los hechos se están pasando por alto por culpa de los repetitivos ataques contra el fútbol. Nosotros llevamos 20 años adelantando una lucha intensa y convincente contra el dopaje”, reviró Koch.
Esa actitud defensiva y de evasión de cualquier cuestionamiento y duda ha sido emulada por la gran mayoría de los representantes del fútbol alemán. No son pocos los directivos, entrenadores, jugadores, o exjugadores de la Bundesliga que han optado por minusvalorar y desdeñar la problemática en vez de abordarla con apertura.
“Así no funciona el fútbol”, esgrimió el entrenador del Dortmund, Jürgen Klopp en la televisión alemana al debatirse sobre la sospecha de dopaje en la Bundesliga. El comentarista Mehmet Scholl, exjugador del Bayern Múnich, fue aún más lejos al poner en duda la efectividad de su uso: “¿Dopaje? Eso no sirve para nada en el balompié”.
Por su parte el exdirector deportivo de la DFB, Robin Dutt, actualmente poseedor del mismo cargo en el Stuttgart, uno de los clubes protagonistas del escándalo, llegó a afirmar que si los jugadores se dopan “el rendimiento empeora”.
“EN EL FÚTBOL HAY DOPAJE”
El esfuerzo del fútbol alemán por bajarle el volumen a la discusión, negando cualquier peligro de dopaje con la tesis de que es inocuo e inefectivo, se ha topado con un gran obstáculo. La voz de una leyenda le ha metido aún más leña al fuego: “En el fútbol hay dopaje”, aseguró el excampeón mundial Paul Breitner en entrevista con el diario TZ de Múnich.
“El fútbol es una vaca sagrada a la que no hay que causarle ni un solo rasguño, por eso predomina una mentalidad mentirosa”, dijo Breitner, quien también se refirió a la confesión hecha en 1987 por Harald Schumacher en su libro “Pitazo inicial”. El exportero de la selección alemana, hoy directivo del Colonia, escribió en aquel entonces que en la Bundesliga doparse era “algo cotidiano”.
“Cuando Schumacher habló, a todos les dio miedo que la imagen de la Bundesliga se deteriorara y la afluencia de público a los estadios se redujera, por eso el tema se barrió debajo de la alfombra”, comentó Breitner, quien también dijo al TZ sobre la sombra de dudas de dopaje que hay en el fútbol alemán y los controles que se ejercen: “¿Por qué se controla algo sobre lo que hay seguridad que no existe? ¡Se controla porque se teme que existe!”.
GRANDES NOMBRES DE POR MEDIO
Pese a que los casos que generan el actual debate sobre el dopaje ocurrieron hace muchos años, hablar de ellos se vuelve complicado cuando se revisan los nombres que podrían estar en el centro del escándalo. De por medio están varias de las personalidades más importantes del fútbol alemán en el presente y en las últimas décadas.
De la plantilla del Stuttgart, durante los años en los que se habla del “dopaje sistemático”, hicieron parte, entre otros: Ottmar Hitzfeld, exseleccionador de Suiza y dos veces campeón de la Champions League como entrenador con Dortmund y Bayern; Hans Müller, exseleccionado alemán; Dieter Hoeness, exdirectivo del Berlín y el Wolfsburgo; y Rainer Adrion, exentrenador de la selección Sub21 de Alemania. Presidente del Stuttgart en aquel entonces era Gerhard Mayer-Vorfelder, posteriormente presidente de la DFB y miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA.
Sin embargo la situación más incómoda en la discusión sobre los casos de dopaje en la Bundesliga hace 30 años le corresponde a Joachim Löw. El entrenador campeón de la Copa del Mundo Brasil 2014 estuvo en esa época, como jugador, tanto en Friburgo como en Stuttgart, los dos equipos señalados por presunto uso de anabólicos. Si bien ningún nombre individual ha sido mencionado en el informe, una sombra de suspicacia acompaña a todos los futbolistas y funcionarios vinculados a ambos clubes en los años cuestionados.
La reacción de Löw ante la polémica fue clara: “En el deporte no hay espacio para el dopaje, esa fue mi consigna como jugador y es la misma como seleccionador”.
(Fuente: Daniel Martínez/Deutsche Welle )