Selección mexicana integra el Grupo F del Mundial Rusia 2018 y enfrentará a Alemania, Suecia y Corea del Sur. (Foto: EFE)

Selección mexicana integra el Grupo F del Mundial Rusia 2018 y enfrentará a Alemania, Suecia y Corea del Sur. (Foto: EFE)

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La selección mexicana que viaja hoy a Moscú para jugar el Mundial Rusia 2018 será un equipo de clase media que, si bien jugará sin complejos ante los rivales de mayor alcurnia, deberá mostrar buenos modales contra los de menos linaje.

Más que mirar sin complejos a su primer rival, el campeón Alemania, la selección mexicana deberá tomarse en serio en el grupo F a Corea y Suecia, equipos alejados de los 10 primeros del ránking FIFA ante los cuales el “tri” suele mostrar altibajos.

México se ha clasificado a octavos de finales en cada uno de los últimos seis mundiales y desde 1994 ha conseguido resonantes actuaciones ante los mejores del mundo, pero varias veces ha sido incapaz de vencer a rivales mal calificados en el ránking, a los cuales miró por encima del hombro.

En Estados Unidos 1994, por ejemplo, los mexicanos igualaron 1-1 con Italia, sin embargo perdieron ante Noruega, el único no clasificado de su grupo, mientras en Francia 1998 empataron con Holanda y, aunque perdieron 2-1 ante Alemania, lo hicieron después de estar delante en el marcador y de que el delantero Luis Hernández dejase ir el segundo gol.

Liderado por el portero Óscar Pérez y el delantero Jared Borgetti, México empató con Italia en el 2002. Se veía en forma el equipo hasta que en el siguiente encuentro fue vencido 2-0 por Estados Unidos, rival al que se enfrentó con la displicencia de quien se siente superior.

De los partidos de la fase de los 16 mejores en el Mundial Alemania 2006, el mejor fue el que Argentina le ganó de manera angustiosa a México. Los poderosos sudamericanos debieron venir de atrás para rescatar la igualada y solo en tiempo extra firmar el pase a cuartos de final con un salvador gol de Maxi Rodríguez.

Ese equipo mexicano tan crecido fue el mismo incapaz de derrotar al humilde Angola en la etapa inicial, una experiencia similar a la de Sudáfrica 2010, donde le ganaron a Francia 2-0 luego de no haber podido superar al país anfitrión en la inauguración del campeonato.

Hace cuatro años México confirmó que no le es ajeno tratar de tú a los grandes y con un gran trabajo del portero Guillermo Ochoa empató sin goles con Brasil, en el único encuentro de Copa Mundial en el que los brasileños se fueron en blanco en su casa.

En octavos de final los mexicanos tomaron ventaja ante Holanda con un gol de Giovani Dos Santos, pero luego bajaron el ritmo y perdieron un partido con decisiones polémicas de los árbitros.

“Con las combinaciones que tenemos planificadas contra Alemania, creo que vamos a tener posibilidades. Ya tenemos definido lo que vamos a hacer estratégicamente. Hay muy buenas posibilidades de estar al cien por cien”, dijo el sábado el seleccionador Juan Carlos Osorio al referirse a su debut en Rusia 2018.

Está bien que México salga sin complejos ante el gigante alemán, pero de nada le servirá lograr un buen resultado en ese partido y luego perder ante Corea o Suecia, quizás sus dos encuentros cruciales en el Mundial.

El equipo viaja hoy a Moscú con la incertidumbre acerca de la salud del defensa Diego Reyes, lesionado, pero fuera de eso el grupo parece unido y sin desconfianza por haber anotado un solo gol en sus últimos tres amistosos. Según Osorio, solo han sido encuentros de preparación para engrasar la maquinaria y sus números no valen.

A pesar de ser el decimoquinto lugar del ránking FIFA, los mexicanos insisten en que merecen más, pueden clasificarse por lo menos a cuartos de final y de una vez comenzar a ser recibidos en los grandes salones del fútbol mundial.

Para eso deberán mostrar personalidad ante Alemania y los demás poderosos, pero sobre todo ser humildes ante Corea, Suecia y los de su nivel. Y no considerarlos de clase baja, porque no lo son.

(Fuente: EFE)


Los doce estadios donde se jugará el Mundial Rusia 2018

Doce estadios del siglo XXI, auténticas obras de arte de la arquitectura moderna. De los Urales al Báltico, los anfiteatros del Mundial de Rusia dejarán con la boca abierta a los aficionados por sus arriesgados diseños y los espectaculares parajes que les rodean.

Dicen que Rusia no es un país de fútbol, que el deporte nacional es el hockey sobre hielo. Quizás por eso, con ocasión de la Copa Mundial, el Kremlin ha decidido tirar la casa por la ventana.

Con la excepción de dos que conservaron sus fachadas históricas (Luzhnikí y Yekaterimburgo), todo los estadios mundialistas fueron construidos de cero.

La joya de la corona es el Luzhnikí (81.500 asientos), conocido como estadio Lenin hasta la caída de la URSS en 1991, que acogerá el partido inaugural el 14 de junio (Rusia-Arabia Saudí) y la gran final el 15 de julio.

Tras la remodelación, el coliseo moscovita ya es sólo estadio de fútbol, ya que se ha retirado la pista de atletismo, y más parece un anfiteatro de butacas que una arena deportiva.

El Luzhnikí, donde se jugó en 2008 la única final puramente inglesa de la Liga de Campeones entre el Manchester United y el Chelsea, aún conserva su legendaria estatua del fundador de la URSS, Lenin, que a buen seguro será uno de los monumentos más fotografiados del Mundial.

La segunda semifinal se jugará en el considerado estadio más caro del mundo, el de San Petersburgo, cuya construcción llevó diez años, más que el coliseo romano, y estuvo salpicado de numerosos escándalos, aunque su resultado es impactante.

Construido en un paraje espectacular, a orillas del golfo de Finlandia, este estadio (68.000) tiene un techo retráctil, que convierte un partido en la antigua capital zarista, sea en verano o en invierno, en un día en la ópera.

La pelota también rodará cerca del mar Negro, donde el estadio Fisht de Sochi (41.000) desafía las leyes de la naturaleza con su forma de concha o armadillo.

Escenario de los Juegos Olímpicos de Invierno en 2014, la ciudad conocida como la residencia de verano del jefe del Kremlin, Vladímir Putin, acogerá el que será sin duda el partido más atractivo de la primera fase, el España-Portugal del 15 de junio.

El estadio más bonito del Mundial es el Kazán Arena (45.000) en gran medida por su pantalla gigante y su forma ondulada, que es hogar del Rubín, el equipo que derrotó hace una década al todopoderoso Barcelona de Guardiola.

El mayor quebradero de cabeza de la organización fue el Cosmos de Samara (44.000), que recibió el nombre por su forma de platillo volante, y que fue inaugurado apenas un mes y medio antes del inicio del torneo tras numerosos retrasos en su construcción.

Además de Sochi, Kazán y Samara, también acogerá los cuartos de final la ciudad de Nizhni Nóvgorod (45.000), en el curso medio del Volga, cuyo estadio es el más clásico del torneo con su forma circular y sus espectaculares columnas exteriores de mármol.

Moscú será la única ciudad del torneo que cuenta con dos estadios mundialistas, ya que el del Spartak, conocido como Otkritie Arena (45.000) que ha acogido ya encuentros de la Liga Europa y Copa Confederaciones, albergará partidos de la primera fase y los octavos de final.

El que cumple mejor el lema de que el Mundial de Rusia no dejará indiferente a nadie es el Rostov Arena (45.000), situado a orillas del caudaloso río Don, ya que la capital de los cosacos es conocida por ser el horno de Rusia con sus casi 40 grados en verano.

Por suerte o desgracia, el fútbol no llegará a Siberia y lo más lejos que llegarán los aficionados en dirección Este será a la capital de los Urales, Yekaterimburgo, que separa Europa de Asia y cuyo estadio conserva la fachada neoclásica del antiguo velódromo estalinista (35.000).

La antigua Stalingrado, Volgogrado, no ha podido dar la espalda a su historia y, de hecho, el Volgogrado Arena (45.000) ha sido erigido en un antiguo campo de batalla, donde los obreros hallaron cientos de bombas y restos de soldados caídos en la batalla más sangrienta de la historia.

La sede más occidental del Mundial será Kaliningrado (antigua Konisberg y patria del filósofo Immanuel Kant), enclave separado de Rusia por Lituania y Bielorrusia. Su estadio (35.000), que se encuentra en una isla que tuvo que ser drenada a conciencia, es el más pequeño del Mundial.

La Rusia profunda también podrá vivir la pasión del Mundial. Saransk, una ciudad que no llega al medio millón de habitantes y que ni los rusos saben dónde está, recibirá en el Mordovia Arena (45.000) partidos de la primera fase.

(Fuente: EFE)