Thiago Silva. (Foto: EFE)

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El París Saint-Germain, que lleva cuatro años intentando consolidar la marca del PSG entre los grandes de Europa, intentará doctorarse en fútbol en los cuartos de final de la Champions League contra el Barcelona y acercarse así al ansiado olimpo futbolístico que con tanto ahínco persigue.

El club parisino, financiado ahora con los petrodólares de Qatar Sport Investments, solo logró visitar la antesala de la final en 1995, cuando cayó eliminado en esa ronda contra el Milán de Maldini, Baresi o Savicevc.

Aquella era una época en la que el PSG, dirigido entonces por Luis Fernández, era aún un club relativamente humilde, a pesar de contar con jugadores como George Weah o David Ginola.

Ahora, con una plantilla plagada de estrellas internacionales como el sueco Zlatan Ibrahimovic, el uruguayo Edinson Cavani, el argentino Ezequiel Lavezzi o el brasileño Thiago-Silva, el club de París quiere robarle el cielo al temible Barcelona de Messi, Neymar, Suárez, Xavi e Iniesta, un conjunto al que el PSG le tiene casi tomada la medida.

“Guardamos en la memoria el fabuloso partido que hicimos contra el Barça el pasado septiembre”, declaró al conocer el sorteo de cuartos de final el presidente del club en referencia al 3-2 que el PSG le endosó en el Parque de los Príncipes a Barça, que le devolvió la estocada en el Camp Nou con un 3-1 en la vuelta de la liguilla.

Sin embargo, a priori el PSG no podrá contar con su gran estrella, el delantero sueco Zlatan Ibrahimovic, que ha sido sancionado con un partido de suspensión por la tarjeta roja que vio en el partido de vuelta de los octavos de final contra el Chealse inglés.

A falta de que se conozca la resolución sobre la apelación que ha presentado el club francés, Cavani se atisba como el ariete al que el técnico Laurent Blanc encargará derrumbar la portería del Barça.

“Nuestro objetivo sigue siendo el mismo, lograr el mejor nivel posible en Europa”, agrega el presidente de un club que en la pasad temporada cayó contra el Chelsea en esa misma ronda, los cuartos de final, tras cosechar un 3-1 en casa y perder 2-0 en Londres.

Los inversores cataríes, que han llenado de dinero las arcas del PSG y de glamur el Parque de los Príncipes de París, mantienen desde que llegaron al club que el suyo es un proyecto a medio plazo, con el objetivo de conquistar la Champions League en el horizonte de 2018.

Hasta ahora, el París Saint-Germain ha dado muestras de caminar en la buena dirección, con dos títulos de Liga (2013 y 2014) y una Copa de la Liga (2010) al tiempo que se convertía en un rival temido y respetado en Europa, pero sin la consistencia y la experiencia suficiente para convertir su reputación en títulos continentales.

Al frente de ese proyecto de transformación del club, pagado por Qatar y orquestado originalmente por el exjugador brasileño y director deportivo Leonardo, colocaron al genial y polémico Ibrahimovic.

El gigante sueco fue uno de los primeros en confiar en el sueño parisino – a razón de 15 millones de euros por temporada – y a partir del fichaje de uno de los delanteros más codiciados de Europa en 2012/13 fue desembarcando un plantel de futbolistas que han situado al equipo en la élite a cambio de un desembolso en salarios brutos de unos 250 millones de euros.

(Fuente: EFE)