Estadio de Manaos. (Foto: Wikimedia)

Estadio de Manaos. (Foto: Wikimedia)

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El que esté esperando un Brasil en verano durante la Copa se equivoca. El invierno puede ser allí muy frío. Esto y las inmensas distancias entre las sedes serán otra prueba para los futbolistas europeos.

En la ciudad selvática de Manaus se enfrentan el 14 de junio Inglaterra e Italia. Pero el principal rival de ambos equipos será el clima tropical cálido y húmedo que reina en el Amazonas brasileño.

“Prefiero jugar en el ‘grupo de la muerte’ que en Manaus”, había dicho Roy Hodgson, entrenador de Inglaterra antes del sorteo. La suerte no acompaña al equipo inglés que ahora tendrá que jugar tanto en la selva como en el grupo de la muerte contra Italia, Uruguay y Costa Rica.

Asfixiante calor húmedo y frío de tiritar

Las diversas zonas climáticas de Brasil, que se extiende a lo largo de varias zonas de tiempo, serán un reto, no solo para los británicos. Durante el invierno en Brasil, que va de junio a agosto, las temperaturas oscilan entre los 2° en Porto Alegre y Curitiba, en el sur, y los 30° del norte y noreste. En Manaus la humedad del aire es del 80% y las temperaturas de 30°.

En São Paulo, por su parte, las temperaturas máximas son de 20° y la humedad alcanza el 60%. “Condiciones muy distintas que se convierten en una dura carga para el organismo”, dice Miguel de Arruda, científico en deportes de la Universidad de Campinas, en el estado de São Paulo. El cuerpo necesita un mínimo de tres días para adaptarse al nuevo clima. “Y los jugadores del Mundial no van a tener ese tiempo”, advierte Arruda.

El equipo de Estados Unidos será el más expuesto a los fuertes cambios climáticos en Brasil. La selección del entrenador alemán Jürgen Klinsmann tendrá que viajar de ida y regreso desde su sede en São Paulo a Manaus, Natal y Recife. Solo en las primeras eliminatorias los estadounidenses tendrán que recorrer 14.000 kilómetros.

Ventaja para los alemanes

Los británicos, cuya sede estará en Rio, recorrerán 7.000 kilómetros. Los alemanes, que estarán concentrados en Salvador, viajarán a Fortaleza y Recife dejando tras de sí 3.500 kilómetros. Esta es una ventaja estratégica para el equipo entrenado por Jogi Löw.

Los diferentes horarios podrían ser también un factor problemático: de los 64 partidos que se jugarán, 24 empiezan a las 13 horas, justo cuando en Brasil el sol calienta más.

La asistencia médica será decisiva

“La pérdida de líquidos crece con las temperaturas, lo que provoca una merma de la capacidad de juego”, dice Turíbio Leite de Barros, exasistente médico de la selección brasileña. Así que en vista de las grandes diferencias de temperatura y las inmensas distancias geográficas la asistencia médica será clave en cada equipo de la Copa. Médicos, nutricionistas y fisioterapeutas tendrán mucho por hacer en Brasil para prevenir toda suerte de problemas.

“Desde luego que lo decisivo será el rendimiento deportivo de los equipos”, recalca Miguel de Arruda, “pero para mantener el rendimiento los expertos tendrán que hacer un trabajo titánico”.

(Fuente: Deutsche Welle )