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Ver a la selección de Alemania que jugó contra Polonia (13.05.14) fue casi una experiencia de ciencia ficción, un viaje al futuro. A un mes escaso de empezar el Mundial de Brasil 2014, el entrenador Joachim Löw empezó a familiarizar al público con los jugadores que muy probablemente portarán el uniforme nacional en el Mundial de Rusia 2018.
Y lo que a primera vista podría parecer simplemente un partido amistoso más, útil para probar a nuevos talentos, tuvo carácter didáctico, casi de advertencia. Löw, obligado por las circunstancias, aprovechó el juego en Hamburgo para dejarle en claro a la actual generación líder de futbolistas de la selección alemana, que Brasil 2014 es quizás su última oportunidad de ganar un Mundial, que detrás suyo empuja con fuerza una camada de jóvenes talentosos, con ambiciones y con ansias de relevarlos.
Sin las estrellas de hoy, pero con las de mañana
Para la columna vertebral de la selección alemana que disputará el Mundial en Brasil, el primer partido de preparación para el evento llegó demasiado temprano. Los futbolistas del Bayern y el Dortmund estaban impedidos para disputar el compromiso amistoso contra Polonia ya que están preparando la final de la Copa Alemana, el último título de la temporada que termina, que se definirá este sábado en el Estadio Olímpico de Berlín.
Con la ausencia de ese bloque, sumada a la de los seleccionados que juegan en ligas extranjeras, entre los que se cuentan Mesut Özil, Miroslav Klose y Sami Khedira, era evidente, y previsible, que el partido en Hamburgo contra Polonia debía aprovecharse de una forma distinta.
Desde la perspectiva puramente deportiva, el encuentro no podía arrojar otro resultado que el que finalmente entregó: un empate a cero goles. Los convocados apenas si se conocían entre sí, escasamente entrenaron dos veces juntos, y para la mayoría de ellos los mecanismos de la selección eran un enigma. De la táctica y la estrategia del entrenador Löw apenas si tenían noticia.
En total fueron 12 los futbolistas que se estrenaron con la selección alemana contra Polonia, una cifra récord en la historia de su fútbol, al igual que el bajísimo promedio de edad del equipo: 21,45 años. Aún así, a la mayoría de ellos les pertenece el mañana distante, y por esta razón de la convocatoría mundialista fueron excluidos Leon Gortzka y Maximiliam Meyer (Schalke), Andre Hahn (Augsburgo), así como Marcell Jansen (Hamburgo).
Aquellos jóvenes debutantes que se cuelen en el mañana inmediato, y consigan un cupo para ir al Mundial, quizás serán en Brasil solo suplentes. Entre ellos se cuentan Kevin Volland, Shkodran Mustafi, Matthias Ginter, Erik Durm y Christoph Kramer, quien se ganó la invitación gracias a su buen partido contra Polonia.
El tiempo se agota
Bajo estas circunstancias, sin el aspecto deportivo en primer plano, al entrenador Joachim Löw le tocaba ingeniárselas para convertir en algo útil una fecha en la que el calendario futbolístico le jugaba una mala pasada. Su respuesta en Hamburgo fue enviarle un aviso de advertencia a la generación que hoy por hoy lidera la selección.
Para Manuel Neuer, Bastian Schweinsteiger, Philipp Lahm, Sami Khedira, Per Mertesacker, Lukas Podolski y Miroslav Klose, los pilares de Alemania en Brasil, este Mundial será probablemente el último que disputen, la única oportunidad que les queda de conquistar la cuarta estrella para su país y de coronar su carrera con el título más importante del fútbol.
En Hamburgo, en el partido contra Polonia, esa realidad les fue develada. El amistoso resultó aburrido para el público, que no se divirtió viendo jugar a un equipo que todavía no puede ser considerado como tal, pero para los futbolistas jóvenes que se estrenaron ayer fue muy importante, y para los veteranos aún más. Los primeros contaron con una gran oportunidad, aunque su momento aún no llega; los segundos debieron haber entendido que su momento ya llegó, y que el tiempo se agota.
(Fuente: Deutsche Welle )