Niños del Bajo Urubamba aprenden a valorar la cultura matsigenka gracias a libro
El Programa de Monitoreo de Biodiversidad (PMB) de Camisea, operado por Pluspetrol, presentó el libro “La riqueza de mis bosques y ríos: caza y pesca matsigenka” a las comunidades nativas de la zona de influencia directa con el objetivo de mantener viva la cultura matsigenka y crear conciencia en los niños del Bajo Urubamba (Cusco) sobre la importancia del estado de conservación del bosque y especies de la zona.
“Es un libro de actividades que invita a niños de las comunidades nativas ubicadas en la zona de influencia de Camisea a contar qué es lo que saben de los recursos del bosque, pero a su vez mostrarles que el bosque es la matriz que sostiene la riqueza en términos de conservación del Bajo Urubamba. Tenemos la misión de poner en valor la cultura matsigenka”, comenta Gustavo Mange, Director del PMB.
Con la dirección de la Dra. Martha Rodríguez, del Centro de Investigaciones Sociológicas, Económicas, Políticas y Antropológicas (CISEPA) de la PUCP, quien también forma parte del Comité Científico del PMB, esta publicación recoge los resultados del monitoreo de recursos naturales realizado entre los años 2008 y 2014 con la participación de las comunidades nativas de Cashiriari, Shivankoreni y Ticumpinía-Chokoriari.
Este texto se encuentra escrito en español y en lengua matsigenka, y contempla dibujos elaborados por los mismos niños de las comunidades Camisea, Shivankoreni, Segakiato, Cashiriari, Nuevo Mundo, Chokoriari, Kirigeti y el Asentamiento Rural Comunitario Shintorini.
Desde hace más de 10 años, Pluspetrol, operador del Consorcio Camisea, desarrolla el PMB con el fin de monitorear los posibles cambios en la biodiversidad del Bajo Urubamba y se ha comprobado el correcto estado de conservación del bosque, en ese sentido, se puede afirmar que no se han identificado impactos significativos en la biodiversidad de la zona donde opera Pluspetrol.
Cabe señalar que la planta de Camisea posee solo acceso aéreo y fluvial, se construyó con el objetivo de impedir la existencia de rutas terrestres que faciliten la posible colonización de la zona, y de esta manera preservar la riqueza del bosque del Bajo Urubamba.
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