Guerra Civil Española: 80 años de una herida que no tiene cuando cerrar | Fotos
FOTOS. Al cumplirse justo ochenta años del final de la Guerra Civil española (1936-1939), la contienda y sus consecuencias, como la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), siguen vivas en la memoria de muchos ciudadanos y en el debate político y social, muchas veces polémico.
“En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército rojo (republicano), han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado”, dice el famoso parte firmado el 1 de abril de 1939 por Franco.
Él y otros generales se rebelaron contra el Gobierno de la II República en julio de 1936. La guerra dejó miles de muertos en el frente de batalla, asesinatos en las dos retaguardias y exiliados, represaliados y desaparecidos durante el régimen militar posterior.
Los sublevados contaron con la ayuda militar de la Alemania nazi y la Italia fascista, en tanto que el Gobierno republicano fue apoyado por países como la URSS y voluntarios extranjeros que se integraron en las llamadas “brigadas internacionales”.
“La Guerra Civil sigue, en cierta manera, no viva, pero recordada porque hay muchos políticos interesados en recordarla por las razones que sean”, asegura a Efe el periodista y escritor español Javier Reverte.
Reverte, autor de una trilogía sobre la Guerra Civil, cree que “habría que trazar una franja y decir: ‘Hasta aquí hemos llegado’”.
Se trata de conseguir, apunta, que los políticos dejen de emplearla como “pretexto para plantear una política o dar una imagen que les conviene frente a sus electores”.
La controversia más reciente relacionada con el franquismo gira en torno a la exhumación y traslado de los restos de Francisco Franco fuera del Valle de los Caídos, donde fue enterrado cuando murió en 1975 y donde también tienen sepultura miles de combatientes de los dos bandos.
Este año se cumplen 60 años de la inauguración de ese monumento, mandado construir por el propio Franco a 50 kilómetros de Madrid, donde trabajaron prisioneros y presos políticos republicanos, los perdedores de la guerra.
El actual Ejecutivo español, presidido por el socialista Pedro Sánchez, ha decidido que Franco sea trasladado fuera del monumento (Patrimonio del Estado) el próximo 10 de junio si el *Tribunal Supremo *no ordena antes la suspensión cautelar, como han pedido los familiares del dictador.
El Parlamento ya aprobó una ley de “memoria histórica” en 2007 – con la oposición del conservador Partido Popular – para la reparación moral de los perseguidos de la dictadura y prohibir sus símbolos y expresiones públicas de apoyo.
Antes, en 2006, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica reclamó judicialmente que se investigue la desaparición de 30.000 republicanos.
Precisamente este lunes los restos de 46 víctimas de la rebelión militar de 1936 fueron inhumados en el Panteón Republicano del Cementerio de Pamplona (norte), tras ser recuperados de varias fosas.
El hispanista irlandés Ian Gibson piensa que no se pasará página hasta que se supere la asignatura pendiente de los más de 100.000 españoles – según Amnistía Internacional – cuyos restos siguen en las cunetas y enterrados en fosas comunes.
También ve prioritario resolver “un problema moral” como el de exhumar a Franco, pues sería “un alivio inmenso para todos el país, no solo para la izquierda, sino también para la derecha”.
Sin embargo, el hispanista estadounidense Stanley G. Payne opina que la exhumación “es un arma política” y un “símbolo utilizado por las izquierdas en la lucha política actual”, según dijo este domingo en el diario chileno La Tercera.
El presidente de la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos (ADVC), Pablo Linares, argumenta que el conjunto monumental no se edificó para enterrar al entonces jefe del Estado, sino a los combatientes de ambos bandos.
“Es un lugar de paz y reconciliación y nadie se tendría que sentir molesto”, enfatiza a Efe este nieto de un republicano que trabajó en el Valle de los Caídos.
Fuente: EFE