¿El smartphone y los jóvenes salvarán la literatura?
Las nuevas generaciones que jamás han puesto un pie en una librería tradicional, los nativos digitales que consumen contenido únicamente a través de Internet y han convertido el teléfono inteligente en un apéndice más de su cuerpo son, paradójicamente, quienes están llamados a salvar la literatura.
De ello está convencido el holandés Peter Paul van Bekkum, empresario en el sector de la tecnología literaria que desarrolla plataformas que diluyen las distancias entre los lectores y los autores, creando pequeños mercados que permiten un diálogo directo y que entierran la lectura comprendida como un acto individual.
“La lectura va a cambiar de forma dramática y por eso también tiene que cambiar la forma de escribir. La generación Netflix va a convertir la literatura en algo social. Todos aquellos editores que quieran alcanzar a las nuevas generaciones deben explorar las posibilidades del teléfono móvil”, explica a dpa en la Feria del Libro de Fráncfort.
Van Bekkum está convencido de que los smartphones servirán para garantizar un futuro próspero al negocio editorial porque, insiste, el hábito de las nuevas generaciones a compartir online todo aquello que les gusta genera dinámicas propias que favorecen el desarrollo de la industria.
“Las redes sociales permiten una conversación directa entre los escritores y sus seguidores. Cuando estás online no tienes que hacer nada para generar un debate, por ejemplo en Facebook, éste se desarrolla de forma automática”, apunta el empresario.
Con su plataforma Sweek , que permite leer, escribir y compartir historias al momento y de forma gratuita, fomenta la lectura entre adolescentes y lectores jóvenes de todo el mundo.
“A pesar de que todavía llevamos poco tiempo funcionando, en lugares como Brasil o México hemos experimentado un boom. Los jóvenes de estos países utilizan su celular para todo, mucho más que en Europa, están acostumbrados a leer en su teléfono y a compartir lo que leen con sus amigos. Este es el futuro y el futuro está sucediendo ahora”, recalca.
Su compatriota Evert de Vries, editor de la revista literaria “Das Mag”, también explora nuevas posibilidades que encandilan a las nuevas generaciones.
Cansado de ver cómo las publicaciones sobre literatura que encontraba en los quioscos siempre traían a los mismos autores, se lanzó a editar un nuevo producto que sirviese como punto de encuentro entre escritores y audiencias jóvenes.
Su objetivo era que ambos actores experimentaran los libros de forma conjunta. ¿Cómo? Organizó festivales literarios a los que los asistentes debían ir con la obra leída para debatir y comentar directamente con el escritor su trabajo.
Después llegaron los campamentos de verano, donde se daban cita jóvenes escritores durante diez días. Allí participaban en talleres y escribían historias que posteriormente pasarían a publicarse en la revista.
“Después de conocer a los autores, de llorar y de reír con ellos en los campamentos y después de publicar sus relatos en “Das Mag” es cuando decidimos si queremos publicar un libro con ellos. Nuestra idea es centrarnos en libros pequeños pero crear una comunidad de lectores y escritores”, indica de Vries.
En un año, su empresa no publica más de diez libros. Sus objetivos se sitúan lejos de los grandes números pero cerca del lector y son reacios a vender sus libros en otras plataformas como, por ejemplo, el gigante Amazon porque señala que su principal interés es conocer bien a sus lectores y saber qué quieren.
“En la actualidad hay mucho contenido pero poco conocimiento. Nosotros apostamos por la calidad y, claro, tienes que tener buenos libros para poder competir con Netflix”, insiste.
La plataforma de series americana ha revolucionado los hábitos de consumo y lejos de ser un enemigo, estos dos expertos consideran que puede ser un gran aliado de la literatura.
“Los libros también tienen la capacidad del audiovisual de dejar intrigado al lector/espectador y crearle cierta ansiedad por leer el próximo capítulo, crear expectación”, dice Peter Paul van Bekkum.
Los editores de “Das Mag” lograron convertirse en el centro de atención con una iniciativa sencilla pero muy efectiva: repartieron 100 ejemplares de un libro en trenes que circulaban por Holanda.
“Estábamos seguros de que funcionaría porque el libro era muy bueno. Solo era cuestión de esperar a que la gente lo leyera y después los compradores se multiplicaron”, cuenta orgulloso Evert de Vries.
Estos dos emprendedores holandeses, que este año acuden a la Feria del Libro de Fráncfort con una mayor visibilidad gracias a que forman parte de la delegación del país invitado de honor, aseguran que si algo han aprendido en este tiempo es que a los jóvenes hay que llegarles de otra forma a como actúan las editoriales tradicionales, porque las nuevas generaciones tienen otra experiencia de lectura.
(Fuente: DPA)