Marcelo Rebelo de Sousa: ¿quién es el nuevo presidente de Portugal? | PERFIL
Nunca en los cuarenta años de democracia Portugal tuvo un presidente tan locuaz y carismático como Marcelo Rebelo de Sousa, un comunicador nato cuyo gran trampolín fue su éxito durante años como tertuliano televisivo.
El centro-derechista Rebelo de Sousa, de 67 años, fue el elegido para suceder al también conservador Aníbal Cavaco Silva como jefe de Estado en la primera vuelta de las presidenciales, en las que arrasó con el 52 % de los apoyos, frente al casi el 23 % del segundo más votado, el ex rector universitario vinculado al Partido Socialista António Sampaio da Nóvoa.
Los ataques de sus rivales, que le consideran un producto de mercadotecnia o un encantador de serpientes muy poco fiable, no evitaron un claro triunfo ya anunciado en las encuestas.
¿Pero quién es Rebelo de Sousa?. Aparte de un excelente comunicador, es un veterano político, jurista y profesor universitario, además de un europeísta convencido y un católico admirador del papa Francisco.
Es también, como él mismo se autodefine, el candidato más a la izquierda de la derecha.
El día que presentó su candidatura, el 9 de octubre de 2015, se postuló como el presidente que más luchará por la “justicia social” y contra las “desigualdades” en Portugal, país al que prometió retribuir todo lo que le ha dado.
Divorciado, con dos hijos y cinco nietos, Rebelo de Sousa (Lisboa, 1948) es hijo de una asistente social y de un médico que fue ministro del régimen salazarista en los últimos años de la dictadura y que le inculcó desde pequeño su pasión por la política.
Militante y uno de los fundadores del partido socialdemócrata (PSD, centro-derecha) desde 1974, llegó a liderar la formación 20 años después y mantenerse al frente de ella durante tres años.
La política le llevó a los Ayuntamientos de Lisboa y Cascais como concejal, así como al Parlamento en calidad de diputado, pero también fue ministro, secretario de Estado, vicepresidente del Partido Popular Europeo (PPE) y miembro del Consejo de Estado.
En su frustrada carrera por el Consistorio de la capital lusa se hizo famoso por protagonizar campañas atrevidas, como la de nadar en pleno estuario del Tajo o conducir un taxi.
Pero lo que realmente hizo conocido al futuro presidente fue su presencia dominical en pantalla, con un enorme tirón mediático que le llevó a ser líder indiscutible de audiencia de un programa del canal TVI.
Sus palabras eran con frecuencia titular al día siguiente y, en ocasiones, anticipaban información desconocida hasta ese momento.
Inteligente, simpático, divertido y afable son calificativos y cualidades que se le atribuyen y que contrastan con otros no tan positivos, como los de poco fiable, inestable, embaucador o imprevisible.
Su campaña para las presidenciales, la más barata de entre los principales candidatos, ha sido de “proximidad” y de “convergencia” con todos los portugueses, según el propio Rebelo de Sousa, que cuenta con el apoyo de los dos partidos conservadores, el PSD y el democristiano CDS-PP.
No ha dejado grandes titulares, ni frases estridentes, ni ataques desmedidos a sus rivales de la izquierda, que han intentado buscarle las cosquillas de todas las maneras.
Su relación de amistad con el otrora uno de los hombres más poderosos del país, el banquero Ricardo Salgado, ex líder del colapsado banco BES acusado de varios delitos, fue uno de los puntos débiles que utilizaron algunos de sus críticos.
Todo en vano. A Rebelo de Sousa le ha bastado rentabilizar su popularidad con moderación y cordura, dejando al mismo tiempo mensajes de paz al gabinete del primer ministro socialista António Costa, con el que cohabitará los próximos años.
Su popularidad es tan grande que se ha ganado el respeto y admiración del pueblo llano y de personalidades y dirigentes de distintos sectores de la sociedad.
En verano de 2014, entrevistó a Cristiano Ronaldo en su casa de Madrid y esta misma semana José Mourinho mandó un vídeo de apoyo a su candidatura.
Rebelo de Sousa será el primer jefe del Estado en ejercer el cargo sin una pareja porque, según recordó, “no hay ninguna obligación institucional de tener una primera dama” y lo último que se le pasa por la cabeza es volver a pasar por el altar con su actual pareja, Rita Amaral Cabral, una antigua alumna que conoció en los 80.
EFE
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