Kosovo: ¿Por qué lo abandonan sus habitantes?
Decenas de miles de kosovares han abandonado en los últimos meses el país más joven de Europa. La pobreza y la falta de oportunidades no son las únicas razones.
“¿Por qué tendría que quedarme acá?”, pregunta Fitim S., padre de tres niños de 10, 8 y 3 años. Hasta hace algunos meses recibía la ayuda social, un total de 80 euros cada treinta días. Pero ahora le han quitado este beneficio , con el argumento de que él tenía casa, y otros no. “Nos dijeron que podríamos pedir asilo en Alemania”, revela el hombre. Él se quedaría feliz en Kosovo si encontrara un trabajo con un salario de “200 euros al mes”. Pero el jefe de familia se sube a un bus repleto de pasajeros en Pristina. Su destino: Alemania.
Solo de la capital kosovar salen cada tarde, desde hace más de dos meses, hasta diez buses llenos con dirección al norte. La misma situación ocurre en casi todas las otras ciudades de Kosovo. Pese a que Belgrado pone serias dificultades a quienes portan un pasaporte kosovar, los buses se las arreglan para viajar por Serbia. Llegan hasta Subotica, una pequeña localidad cerca de la frontera serbo-húngara. Allí, donde comienza la zona Schengen, miles de kosovares cruzan a pie, con la “ayuda” de contrabandistas y policías corruptos. Según testimonios de quienes han hecho el trayecto, la “ayuda” cuesta en promedio unos 200 euros por persona. En caso de que sean atrapados por la policía húngara, pedirán asilo en ese país. Pero el destino con el que sueñan los viajeros es otro: Alemania, Austria y Escandinavia.
Menos de 1,5 euros al día
Otra oleada de emigración de magnitudes similares solamente tuvo lugar en Kosovo durante la guerra de 1999. Aunque no existen cifras oficiales, en los círculos de gobierno kosovares se habla de hasta 30.000 personas que han dejado el país en los últimos dos meses. Hay diplomáticos en Pristina que hablan incluso de hasta 50.000 personas, aunque en la prensa de Kosovo es posible encontrar números incluso mayores. Muchas escuelas han debido cerrar cursos, porque solo en este lapso más de 5.200 estudiantes han salido del país. Numerosos profesores han sido despedidos, mientras que las antaño concurridas calles y restaurantes de Pristina hoy lucen vacías.
Para un país con apenas 1,8 millones de habitantes, esta oleada es especialmente dramática. Pobreza, falta de perspectivas, políticos corruptos y la creencia de que en Alemania, Austria o en otros países se puede estar mejor, son las principales razones por las que decenas de miles de kosovares quieren irse al oeste. “Los kosovares no creen más en los partidos políticos, en el Parlamento ni en el gobierno”, dice a DW el sociólogo Artan Muhaxhiri. “Por eso, se van a la primera oportunidad, con la esperanza de encontrar una mejor vida”.
Kosovo es uno de los países más pobres de Europa. La tasa de desempleo supera el 45 por ciento. Más del 34 por ciento de los kosovares vive en la pobreza, con un ingreso de menos de 1,42 euros al día. De ellos, un 18 por ciento incluso tiene menos de 94 centavos diarios. Sin embargo, hay también muchas personas de clase media que tienen empleos relativamente “buenos” y que los dejan para viajar ilegalmente fuera del país.
El sueño alemán
En enero, según datos oficiales de la Oficina Federal de Migración y Refugiados alemana, los kosovares fueron el segundo mayor grupo en pedir asilo en Alemania, detrás de los sirios. En tercer y cuarto lugar figuran serbios y albaneses. Se presume que también entre estos últimos se encuentran muchos kosovares con pasaportes de esos países.
Para casi todos los kosovares, el sueño de una mejor vida en Alemania se diluye rápidamente. “Casi no hay asilo para kosovares”, dice a DW Manfred Schmidt, presidente de la Oficina Federal de Migración y Refugiados. La tasa de aceptación de solicitudes de ciudadanos kosovares es de cerca del cero por ciento, revela Schmidt. Los kosovares que no hayan abandonado Alemania dos semanas después del rechazo de su petición, pueden tener por seguro que serán expulsados del país. Y, con ello, viene una prohibición de cinco años para ingresar al espacio Schengen.
Así, el sueño puede convertirse en una pesadilla: muchos usan en este viaje sus ahorros, venden sus propiedades o piden dinero prestado.
Campaña contra la emigración
Las consecuencias de la oleada emigratoria pueden seguir acumulándose. “Tras este éxodo masivo seguramente surgirán más voces en Bruselas que hablarán contra la relajación de la política de visas para Kosovo“, opina Dusan Reljic, director de la oficina en Bruselas de la Fundación Ciencia y Política. “Pero debe encontrarse una solución para una emigración regulada de personas desde los Balcanes”, piensa. Hasta ahora esa solución no existe.
El gobierno de Pristina comenzó, presionado por diplomáticos occidentales, una campaña contra la oleada. También los controles en Serbia y en la frontera húngara han sido mejorados. Aun así, en las tardes, siguen saliendo buses repletos con dirección a Serbia.
(Fuente: Deutsche Welle )