¿La crisis ucraniana puede cambiar a Europa?
“Detrás de una crisis se esconde siempre una oportunidad”. Frases trilladas de este tenor suelen ser ofrecidas como quitapesares cuando alguien enfrenta grandes dificultades. Pero, ¿qué hay de las vidas, contadas por millones, que se vieron trastocadas cuando la Segunda Gran Depresión estalló entre 2007 y 2008? Para muchas de ellas todavía no hay consuelo que valga. La esperanza de sacar algo positivo de aquella catástrofe artificial parece estar reservada para los actores principales del ámbito financiero.
Algunos dicen que el sector bancario aprendió una o dos lecciones de la crisis financiera –-ahora está por verse cómo las aplica-– y otros sostienen que Europa recibió un impulso integrador, alegando que aquel shock desembocó en el debate comunitario sobre la creación de una unión bancaria. Este último es un argumento interesante, considerando que el Viejo Continente no sale de un sobresalto. Ahora mismo, la Unión Europea (UE) es sacudida desde el Este por el enfrentamiento entre Ucrania y Rusia.
¿Unión bancaria a la vista?
A la luz de esas fricciones –-descritas como las más serias que ha habido entre Moscú y Occidente desde los días de la Guerra Fría-–, cabe preguntarse si la crisis ruso-ucraniana puede transformar el bloque comunitario significativamente. Por ejemplo, ¿qué tan viable es la “unión energética” propuesta por el primer ministro de Polonia, Donald Tusk, para evitar que cualquiera de los miembros de la UE padezca una desventajosa relación de dependencia con ese importante proveedor de petróleo y gas que es Rusia?
Günther Oettinger, comisario para los asuntos energéticos de la UE, presentará los primeros planes para una alianza más estrecha en la cumbre europea de junio; uno de sus planteamientos es la fijación de un precio único para el gas ruso en todo el bloque. Guntram Wolff, director del think tank Bruegel, con sede en Bruselas, señala tres ventajas de esa unión energética: ella independizaría a la UE, simbolizaría el final de la política de austeridad y entusiasmaría a muchos ciudadanos con ese proyecto llamado Europa.
Política unitaria de seguridad
Jan Techau, del centro de investigaciones Carnegie Europe, coincide con Wolff en que el conflicto ruso-ucraniano dejará huellas ante todo en las políticas energéticas comunitarias, pero enfatiza que esa crisis también alterará la manera en que la UE se relaciona con sus vecinos orientales. A sus ojos, la ilusión de que Bruselas puede establecer cooperaciones con los países de Europa Oriental sin que nadie ofrezca resistencia ha sido destruida por los acontecimientos recientes.
“Los rusos nos acaban de demostrar que la exhibición de poder, el uso de la fuerza, la articulación de amenazas y la implementación del chantaje volverán a ser instrumentos de la política”, dice Techau, subrayando que la “política de vecindario” ya no puede ser un proyecto meramente técnico y desestimando, al mismo tiempo, que una política unitaria de seguridad y defensa sea factible en la UE a corto plazo. Al contrario: “la crisis le ha dado un espaldarazo a la OTAN, pero no a Europa”, señala Techau.
(Fuente: Deutsche Welle )