¿Cómo detener el avance del Estado Islámico?

Restos de enfrentamientos en la localidad de Kobane. (Foto: EFE)

Un año después de la proclamación del califato, la organización terrorista Estado Islámico es más fuerte que nunca. A pesar de éxitos aislados, la Alianza Internacional no consigue reducirla.

La organización terrorista Estado Islámico (EI) conmemora el primer año de califato colgando cabezas en la puerta de una empresa cerca de Lyon, disparando a turistas en la ciudad tunecina de Susa y atacando una mezquita chiita en Kuwait. Tres atentados en tres continentes en un lapso de dos horas y un mensaje claro: El EI está en todas partes y puede atacar en cualquier momento.

Expansión yihadista

Hace un año, cuando Abu Bakr al-Bagdadi proclamó el califato islámico, solo había milicias en Siria e Irak. Pronto tomaron el norte de Irak y otras posiciones sirias, haciéndose con el dominio territorial.

Actualmente, el mapa de Oriente Medio es distinto con un EI inamovible entre los territorios en guerra de Siria y un Irak todavía inestable. El germen de Estado Islámico sigue avanzando y hasta la península del Sinaí y algunas regiones de Libia se unieron al califato. Ahora, la milicia terrorista sigue expandiéndose más que nunca.

“Infravaloramos totalmente la situación”, confirma el parlamentario iraquí Mithal al-Alusi a DW. Nadie contó con que tantos extranjeros se uniesen a luchar con el EI ni la dimensión que iba a tomar, añade.

A nivel internacional, se creó una alianza de naciones para luchar contra los aproximadamente 35.000 yihadistas. Estados Unidos gasta cada día 7,5 millones de dólares con ese fin. Desde Europa y Arabia Saudí llegan armas y las milicias chiitas de Irán y el ejército iraquí se ocupan de la infantería. Pese a algunos éxitos contra los islamistas, como en Kobane o Tikrit, últimamente el EI recuperó su capacidad de ataque. En la ciudad iraquí de Ramadi, los guerrilleros obligaron al ejército a retirarse pese a estar en minoría. En Siria, el ejército perdió la ciudad de Palmyra, y Kobane y Tikrit vuelven a ser blanco de los ataques.

Superioridad y debilidad del EI

¿Por qué no se logra derrotar a Estado Islámico? El argumento más común es que se trata de un enemigo móvil que domina la guerra convencional, la guerrilla y la propaganda.

Así lo explica Izadin Sadus, general de brigada de un comando de los peschmerga kurdos, cuyos territorios están cayendo bajo dominio del EI. Donde antes convivían varias etnias, ahora viven prácticamente solo yihadistas. Ante los ataques de las milicias islamistas, los peschmerga se retiraron y, con ellos, los habitantes de las ciudades.

“No estábamos preparados ni teníamos el armamento adecuado”, aclara el general. Una desigualdad que aun continúa.

Según Navid Kermani, autor del libro “Entre el Coran y Kafka”, de origen germano-iraní, “solo se podrá combatir el terror ganando territorio”. El escritor habla de la responsabilidad de aquellos en cuyo nombre se ejerce la violencia. Pero en la región no hay rastro de esa responsabilidad. Más bien hay generaciones que crecieron traumatizadas por la opresión, la guerra y los regímenes autoritarios durante décadas. Decapitaciones, ejecuciones públicas o lapidaciones no son solo prácticas de Estado Islámico, sino también de países como Arabia, Irán o en Irak.

“Desde que Saddam Hussein se fue, reina el terror. Primero fueron los estadounidenses los que detenían y torturaban, después Al Qaeda y ahora el EI”, aclaran Foad e Ibrahim. Ambos jóvenes iraquíes no quieren ir al ejército a luchar por un país que no existe. Para ellos, los políticos solo quieren enriquecerse y no quieren dejar la vida en una guerra entre la hegemonía chiita de Irán en la región y los sunitas de Arabia Saudí. Foad es chiita; Ibrahim, sunita, y ambos sueñan ahora con huir hacia Europa.

(Fuente: Deutsche Welle )

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