La Antártida, un termostato que regula el clima del planeta
FOTOS. La Antártida es un importante regulador del clima del planeta capaz de influir, según los científicos, en fenómenos tan lejanos como la floración de los cerezos en Japón o la claridad de los cielos del desierto de Atacama.
“Lo que ocurra en la Antártida determinará el clima de otras partes muy alejadas de este remoto continente”, dijo a Efe el científico Edgardo Vega.
El continente antártico influye, por ejemplo, en la existencia del desierto de Atacama y en la claridad de sus cielos, considerados como los mejores del planeta para observar el firmamento.
Según el científico, uno de los factores que hacen que este desierto sea el más árido del planeta es “la influencia de la Antártida sobre la corriente oceánica que sube por las costas chilenas”.
“Esta corriente enfría el agua y disminuye los procesos de evaporación, lo que reduce las precipitaciones y la nubosidad en la zona”, señaló el también subdirector del Instituto Nacional Antártico Chileno (INACH).
Otro de los múltiples factores que convierten el continente helado en un importante regulador del clima terrestre es el derretimiento de los mantos de hielo.
“Explicado de una forma sencilla, podríamos decir que cuando se derrite el agua dulce de los glaciares – menos densa que el agua salada – y entra en contacto con las corrientes oceánicas altera su salinidad, lo que influye en la interacción entre la superficie del mar y la atmósfera”, explicó a Efe Bolívar Cáceres, responsable del programa glaciar del Instituto Nacional de Meteorología de Ecuador.
“Todos los océanos están conectados y por eso cualquier cosa que ocurra en este continente puede dar lugar a una sequía intensa o a unas lluvias torrenciales en distintos puntos del planeta. Es como un efecto mariposa”, indicó Bolívar.
En marzo de 2015 la Antártida alcanzó los 17,5 grados, la temperatura más alta de la que se tiene registro.
Cuatro días más tarde, en el desierto de Atacama precipitó en tan solo 24 horas la misma cantidad de lluvia que cayó en los anteriores 14 años. El inusual fenómeno climático desató una serie de aluviones que dejaron un saldo total de 31 muertos y 49 desaparecidos.
“En términos climáticos cuatro días son nada. ¿Podría ser que esos fenómenos estuvieran conectados? Aún no tenemos respuesta a esta pregunta y es por eso que es absolutamente necesario que sigamos invirtiendo recursos para hacer ciencia en la Antártida”, apuntó Edgardo Vega, uno de los participantes de la 53 Expedición Antártica Chilena.
Por su parte, el representante del Instituto Polar de Corea Dongmin Jin aseguró que la fría circulación profunda de los mares, generada en zonas del Ártico y también en la parte oeste de Antártida hace que el continente blanco sea un “regulador del clima planetario”.
“En Corea tenemos cada vez veranos más cálidos e inviernos más helados. No habíamos visto nada así antes”, manifestó el investigador, quien señaló que este es el motivo por el cual es necesario que “todos los países investiguen lo que ocurre en la Antártida”.
Una de las situaciones que inquieta actualmente a los científicos es el desprendimiento inminente de la colosal plataforma de hielo Larsen C, situada a lo largo de la costa noreste de la Península Antártica.
En las últimas tres décadas ya se han derrumbado dos grandes secciones de la plataforma gélida, llamadas Larsen A y Larsen B.
Los científicos estiman que una tercera sección, bautizada como Larsen C, podría estar a punto de desprenderse en forma de bloque de hielo de 6.000 kilómetros cuadrados, más grande que la región española de Cantabria.
“Es algo que de verdad debería preocuparnos. Lo que ocurrirá es que este bloque gigante se va a ir al mar, se derretirá y su agua dulce entrará en contacto con las corrientes. Después de un cierto tiempo veremos los efectos en el clima en partes tan alejadas como podrían ser los trópicos”, advirtió Cáceres.
A pesar de que “ya no se puede evitar que estos fenómenos sigan ocurriendo”, según el científico los gobiernos deben buscar medidas de mitigación ambiental para no seguir dañando el planeta.
“La Tierra es nuestra casa, la única que tenemos. Debemos cuidarla antes de que sea demasiado tarde”, concluyó el científico.
Fuente: EFE