(Foto: AMC)

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Cuidado, alerta de spoiler. En un mundo dominado por zombis, donde solo unos cuantos han sobrevivido al apocalipsis, ninguna buena acción se queda sin castigo. Esa es la lección que debe aprender Sasha (Sonequa Martin-Green) del séptimo episodio de la quinta temporada de The Walking Dead, titulado Crossed.

Este capítulo que marca la mitad de la quinta temporada de The Walking Dead puede ser considerado un relleno o una transición. La acción es limitada, pero el diálogo es abundante aunque sin tintes filosóficos como en anteriores ocasiones. Eso sí, los walkers de esta vez son quizá los más grotescos vistos hasta el momento.

A diferencia de los últimos episodios que se han centrado en una persona o personas en particular, Crossed divide al grupo de sobrevivientes. Gabriel (Seth Gilliam), Michonne (Danai Gurira), Carl (Chandler Riggs) y la bebé Judith continúan en la iglesia, mientras que Glenn (Steven Yeun), Rosita (Christian Serratos), Abraham (Michael Cudlitz), Tara (Alanna Masterson), Maggie (Lauren Cohan) y un inconsciente Eugene (Josh McDermitt) están en la carretera. Por su parte, Beth (Emily Kinney), Carol (Melissa McBride) y sus captores están en el hospital, el mismo que pronto será atacado por Rick (Andrew Lincoln), Daryl (Norman Reedus), Sasha, Tyreese (Chad Coleman) y Noah (Tyler James Williams). En conjunto, todos están listos para un expectante clímax.

Crossed comienza en la iglesia, donde el grupo liderado por Rick está fortificando la pequeña construcción antes de lanzarse a la batalla. Las bancas de la capilla son usadas como barricadas y los tubos del órgano son dispuestos para atrapar walkers. “¿Van a usar la cruz también”, pregunta Gabriel y Daryl responde “si la necesitamos”.

Carl quiere sumarse al grupo de rescate, pero Rick no está dispuesto a arriesgar a su hijo. Michonne aprovecha y se ofrece a ir en lugar del sheriff, quien insiste en que debe encabezar el equipo porque es el líder y porque “se lo debo a Carol”. “Todos le debemos a Carol”, replica Michonne, pero Rick sentencia que “yo le debo mucho más”.

Cuando el grupo ofensivo se despide, Gabriel se obsesiona en la limpieza de la sangre que ha teñido de rojo el piso de la iglesia. Solo sale de su aturdimiento tras aceptar de mala gana un machete para defenderse. Carl quiere enseñarle a usarlo, pero el sacerdote todavía no abre los ojos a la realidad. Al final del capítulo, Gabriel usa la herramienta para levantar las tablas del suelo de su habitación y escapar sin rumbo fijo.

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En el caso de los sobrevivientes que se dirigían a Washington, Eugene continúa inconsciente y Abraham sigue en shock, sin moverse, tras descubrir que todo este tiempo fue engañado por el falso científico. Cuando Rosita se le acerca con un poco de agua, el militar lanza la botella de un manotazo. Su actitud es violenta y por eso, para prevenir cualquier incidente, Maggie le apunta con su pistola y le exige que se siente. Más adelante, la mayor de las Greene le recuerda a Abraham que “no eres el único que ha perdido algo hoy”.

Glenn, Tara y Rosita salen en busca de agua en un arroyo cercano, pero antes se cruzan con unos walkers que están aplastados por un poste. “Quédense allí, chicos. No se levanten, no hay nada para ustedes en Washington”, dice Tara en un arrebato de humor negro, incomodando a sus compañeros. De todos modos, la joven insiste e intenta entender a Eugene. “No es fuerte ni rápido. No sabe cómo usar un arma. La verdad duele, pero era inútil. Tenía una habilidad que lo mantenía vivo. ¿Se supone que debemos estar enojados con él porque la usó?”, señala y Glenn reconoce el punto de su amiga.

Ya en el arroyo, Rosita cuenta que conoció a Abraham cuando este arremetió con una camioneta contra unos walkers que la perseguían. El militar vio que ella se defendía bien y le pidió que la acompañara en su misión.

Pronto Glenn, Tara y Rosita descubren que hay peces en el río e improvisan unas redes con el uniforme de los walkers anteriores para atrapar su comida. Para los estándares de The Walking Dead, este es un buen día y los chicos se muestran satisfechos.

Maggie y Abraham también hacen progresos. Después del sermón de la novia de Glenn, parece que el pelirrojo está recobrando las ganas de vivir. Además, Eugene despierta después de un buen rato, aunque sigue aturdido por la fuerte paliza que le dio Abraham.

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En el Grady Memorial Hospital, Beth no ha revelado que conoce a Carol, pero manifiesta su preocupación por su amiga al encarar a Dawn (Christine Woods) y uno de sus oficiales que quiere desconectar a la herida. La menor de las Greene acusa al policía de malgastar energía en su DVD, pero la lideresa de este refugio omite los comentarios de Beth y respalda las intenciones de su guardia.

“Acabas de matar a esa mujer. ¿De qué lado creías que iba a estar?”, dice Lerner a Beth al explicarle el frágil sistema que hace funcionar el hospital. No obstante, sorprende a la joven cuando le entrega la llave del armario de los medicamentos. “Pensé que eras débil, pero has demostrado que estaba equivocado”, reconoce la oficial.

Beth no tiene tiempo de evaluar si Dawn esconde otras intenciones detrás de su supuesta buena voluntad. Carol ya fue desconectada y la hermana de Maggie tiene que actuar rápido si quiere salvar a su amiga. El doctor Edwards (Eric Jensen) le indica qué medicamentos debe proporcionarle a la paciente, pero, tal como indicamos, le advierte que Lerner no actuó “por la bondad de su corazón”.

En cuanto a la misión de rescate, Rick no está dispuesto a dejar a alguien con vida en el hospital, pero Tyreese sugiere tomar rehenes y negociar un intercambio. Daryl apoya esta posición para sorpresa del sheriff.

Para lograr su objetivo, hacen que Noah dispare un arma y se quede como señuelo. Dos policías del Grady Memorial Hospital caen en la trampa, pero otro llega y empieza la persecución por una zona llena de walkers casi derretidos y pegados al asfalto. Esta horrorosa escena es producto de los bombardeos con napalm que tuvieron lugar en Atlanta al inicio del apocalipsis.

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Daryl es atacado por uno de los oficiales y por poco es devorado por un walker. Rick llega a tiempo, rescate a su amigo y por varios segundos parece evaluar si debe mantener con vida a este policía. “Rick, tres es mejor que dos”, dice Daryl para recordarle que necesitan rehenes.

No obstante, la agente femenina les dice que no son valiosos en cualquier intercambio porque Dawn sabe que no están de acuerdo con su liderazgo, aunque un tercer oficial se muestra dispuesto a enseñarles a tratar con Lerner sin que nadie tenga que morir. Hasta aquí todo parece ir bien, pero las cosas se complicarán dentro de poco.

Lamson es el apellido de este último policía que congenia rápidamente con Rick. El sheriff agradece por su ayuda al sargento, quien replica que “mi nombre es Bob”. “Sigues siendo un policía”, le dice RIck, pero el agente comenta que “no, los reales se han ido todos”.

La buena voluntad de Lamson también convence a Sasha, quien todavía no supera la muerte de Bob a pesar de los intentos de Tyreese por apoyarla. La joven se ofrece a ayudar al policía a eliminar los restos reanimados de un amigo y se alejan de los demás. Es entonces que Sasha le da la espalda y este aprovecha para noquearla. Lamson escapa y la misión de rescate peligra.

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