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La actriz estadounidense Angelina Jolie sirve de inspiración a los jóvenes cineastas camboyanos, que ven en su relación con el país, donde la actriz adoptó a su primer hijo y rueda actualmente una película, una esperanza para el incipiente séptimo arte local.
Angelina Jolie acudió a un coloquio de jóvenes creadores camboyanos el sábado en el teatro Chaktomuk en Phnom Penh en el que explicó el origen de sus lazos con Camboya frente a una audiencia que aplaudía cada unas de las intervenciones, entregada a sus palabras.
“No estaba orgullosa de lo que era y en lo que pensaba y me di cuenta que había muchas personas que tenían mucho que enseñarme”, recordó Angelina Jolie sobre sus emociones durante el rodaje de la película “Lara Croft: Tomb Raider” en Camboya en el 2000.
La también directora – que vino acompañada de su marido Brad Pitt, que se sentó entre el público – recordó el momento en el que decidió adoptar en 2002 a su primer hijo Maddox, nacido en Battambang, al noroeste del país.
“Sentía que debía ser madre de alguien nacido aquí y tener una familia camboyana, y Maddox ha cambiado mi vida totalmente”, dijo Angelina Jolie.
Poco después, en 2003, comenzaría un proyecto de conservación medioambiental que se convertiría en 2006 en la fundación Maddox Jolie Pitt, que lleva a cabo tareas de “reforestación, zonas de protección comunitaria, gestión del parque y desarrollo rural integral”, según se precisa en la página web de la fundación.
La compra de 60.000 hectáreas en el parque nacional Samlout, en la provincia natal de Maddox, fue parte de los esfuerzos de la artista para que su hijo, de catorce años, conozca sus orígenes.
Por esta razón, la actriz estadounidense anunció en julio que el mayor de sus seis hijos (tres adoptivos y otros tantos biológicos) estaría presente durante el rodaje de su nueva película en Siem Reap, en el noreste camboyano, en un comunicado de la plataforma de televisión Netflix, que distribuirá el film.
Angelina Jolie dirige y coproduce junto al director camboyano nominado al oscar Rithy Panh una adaptación de las memorias de la activista camboyana Loung Ung durante los años del régimen genocida del Jemer Rojo (1975-1979), cuando un cuarto de la población falleció a causa de la hambruna, los trabajos forzados y las ejecuciones.
Cerca de 1,7 millones de personas perecieron y el país quedó sin recursos ni infraestructuras y con escasos referentes culturales, ya que los intelectuales y los artistas se encontraban entre los que no encajaban con el ideal del régimen maoísta.
La adaptación al cine del libro “Primero mataron a mi padre: una hija de Camboya recuerda” enseñará a la gente “lo que el cine camboyano puede llegar a ser”, dijo la actriz.
Ahora el cine camboyano comienza a despertar y se fija en sus vecinos coreanos y tailandeses, con los que hace décadas competía en igualdad de condiciones, impulsado por la ilusión de jóvenes creadores como Eng Daneth.
“Después del Jemer Rojo perdimos el ochenta o noventa por ciento (de la industria del cine), pero ahora en 2015 nuestras películas empiezan a mejorar”, aseguró tras el coloquio la artista visual Eng Daneth.
Lejos de las grandes producciones, muchos jóvenes camboyanos tratan temas sociales de actualidad con presupuestos que harían palidecer a un productor en otros países.
Phally Ngoeun, que ha terminado este año un documental sobre la trata de personas en Camboya, dijo durante la reunión de jóvenes cineastas que su motivación es documentar “los verdaderos problemas que ocurren en mi país, dándoles voz a los que no la tienen”.
Para Rithy Panh, superviviente del genocidio y organizador del coloquio, la situación solo permite mirar hacia adelante ya que “no tenemos elección, venimos de una historia terrible, lo que hay que hacer ahora es construir algo mejor y mirar hacia el futuro”.
(Fuente: EFE)