(Foto: FC Bayern)

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No hay forma de escribir una crónica sobre el ascenso del Bayern Múnich a la cúpula del fútbol mundial sin repetir incansablemente el nombre de Uli Hoeness. El presidente del club alemán, que actualmente comparece ante la justicia tras haber evadido el pago de más de 3,5 millones de euros, según la Fiscalía, es el hombre que primero salvó, y luego forjó, al que hoy es considerado el mejor equipo del mundo.

La mano guía

El Bayern ha recorrido un largo camino de la mano de Uli Hoeness. El resplandor estelar del club, actual poseedor de todos los títulos posibles que puede disputar un equipo de fútbol en Europa, genera un deslumbramiento que hace perder de vista la gestión adelantada por Hoeness al inicio de su carrera. Él encontró, en su primer día de trabajo en las oficinas de la sede deportiva de los bávaros, a un club agobiado por las deudas que añoraba el éxito deportivo del pasado.

Entonces, los acreedores exigían del Bayern siete millones de marcos alemanes que el club no tenía. Para agravar la situación, el equipo llevaba cinco temporadas sin ganar la Bundesliga, y el encargado de solucionar todos los problemas era un exfutbolista de apenas 27 años.

Pese a su juventud, Hoeness ya había conocido la gloria deportiva: con la selección nacional fue campeón del mundo en 1974 y de Europa en 1972; con el Bayern, campeón de Alemania en 1972, 1973 y 1974. En 1971 de la Copa Alemana. En 1974, 1975, y 1976, de la que hoy es la Champions League, y en 1976 del Mundial de Clubes.

Pero el nuevo reto, asumido en 1979, era diferente. El Bayern que se aprestaba a entrar en la década de los 80 no necesitaba al peligroso delantero que había sido Uli Hoeness en las canchas, sino a un administrador muy listo y ágil que sacara de aprietos al club y le garantizara un futuro libre de penurias.

El hábil gestor

La primera gran gestión administrativa de Hoeness para rescatar al Bayern de la bancarrota la realizó un año antes de convertirse oficialmente en el gerente del club. En 1978 sirvió como mediador de uno de los más importantes contratos de patrocinio para los bávaros, el firmado con la empresa automotriz Magirus-Deutz.

Con el dinero recolectado el Bayern trajo de nuevo a Múnich a uno de sus ídolos, Paul Breitner, quien junto a Karl-Heinz Rummenigge conformaría el corazón del equipo que ganó la Bundesliga en 1980, en la primera temporada de Hoeness en su nuevo cargo.

Recuperada la fortaleza futbolística del pasado, Hoeness implementó modelos de administración que el fútbol alemán no conocía hasta entonces. El Bayern, orientando por los conceptos de marketing deportivo que predominaban en Estados Unidos, empezó a explotar todas las posibilidades de captación de dinero a su alcance. Desde los souvenirs hasta los derechos de televisión, la premisa principal del gerente era generar ingresos.

Uli Hoeness parecía haber sido premiado por la fortuna con el “toque del Rey Midas”. No todo lo que tocaba el gerente del Bayern se convertía en oro, pero sí todas las actividades en las que se involucraba se traducían en dinero contante y sonante.

Con las arcas del club cada vez más llenas y las preocupaciones financieras reducidas a lo mínimo. Hoeness le posibilitó al club fichar futbolistas y entrenadores, nacionales y extranjeros, de gran calidad. Con ellos el Bayern ganó en 16 oportunidades la Bundesliga, nueve veces la Copa Alemana, una Liga de Europa, una Champions League, y un Mundial de Clubes.

El peor momento, en el mejor momento

Paradójicamente, Uli Hoeness enfrenta el juicio por evasión de impuestos en el momento en el que su gestión empresarial ha sido recompensada con el máximo éxito deportivo y financiero. Nunca antes el Bayern había sido mejor. El equipo rompe un récord tras otro en cada fecha de la Bundesliga, tiene al entrenador más famoso del mundo (Pep Guardiola), al mejor portero del mundo (Manuel Neuer), al mejor futbolista de Europa (Franck Ribéry), y una vitrina repleta de trofeos.

En los casi cinco años que lleva como presidente del club, posición que asumió en el 2009 tras cumplir 30 años como gerente, el balance no podía ser más positivo. El Bayern cuenta con un modernísimo estadio propio y es el único gran club del fútbol internacional completamente libre de deudas y con una poderosa cuenta de activos.

El funcionario del fútbol Uli Hoeness pasará a la historia como el hombre más importante en la historia moderna del Bayern Múnich. El ciudadano Uli Honess, en cambio, tendrá enfrentar el futuro bajo el rótulo de “evasor de impuestos”.

(Fuente: Deutsche Welle )