(Foto: Wikimedia)

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En la final del Mundial de 1990 contra Argentina en Italia, faltando cinco minutos para terminar el partido, el árbitro Edgardo Codesal pitó un polémico penal a favor de Alemania. El nerviosismo de los jugadores alemanes era evidente, y pocos estaban dispuestos a asumir la responsabilidad de cobrar. El balón no lo pidió Júrgen Klinsmann, tampoco Rudi Völler, mucho menos el capitán Lothar Matthäus. No, el encargado de anotar el penalti que convirtió a Alemania en campeona del mundo fue Andreas Brehme.

Ese futbolista que durante 24 años gozó de la fama, el respeto, la admiración y el agradecimiento de todo un país, está al borde de la ruina financiera de acuerdo a las informaciones de la prensa alemana y las declaraciones de personas cercanas a él, entre ellas Franz Beckenbauer, quien ha solicitado ayuda económica para su exjugador en la selección de Italia 90 que él hizo campeona del mundo como entrenador.

Endeudado y sin dinero

En diciembre próximo Andreas Brehme tendrá que responder ante un juzgado en Múnich por deudas de vieja data que no ha cancelado. De acuerdo a las informaciones que han salido a la luz pública, en el proceso judicial se manejará una suma cercana a las 200.000 euros que el exfutbolista recibió en préstamo privado y que ha declarado no estar en condiciones de pagar. Como una posible fuente de ingresos inmediatos Brehme ha puesto a la venta su casa, la cual está hipotecada desde hace ya varios años por 400.000 euros.

“Tenemos la responsabilidad de ayudar a Andreas Brehme, él hizo mucho por el fútbol alemán, le dio un título, y ahora es el turno del fútbol alemán de hacer algo por él. Quizás podemos crear un fondo para proteger a los jugadores que atraviesan emergencias”, apeló Beckenbauer a favor del futbolista que le dio la tercera estrella a Alemania.

La difícil situación financiera que vive Andreas Brehme no es una excepción, sino la regla en Alemania, donde un estudio del Sindicato de Futbolistas Profesionales (VDV) reveló que tres de cada cuatro jugadores no están preparados para ganarse la vida con algo diferente al fútbol, razón por la cual enfrentan la ruina financiera al final de su carrera.

“Los más afectados son los jugadores de las divisiones inferiores, que son la mayoría. Aquellos pocos que están en equipos grandes ganan suficiente como para ahorrar e invertir dinero para disfrutar de un cómodo futuro. De todas formas, entre ellos también hay muchos que cometen el error de no ajustarse a la nueva situación como futbolistas retirados. Hay quienes no rebajan sus costos y se dejan guiar por los consejos de presuntos consultores y asesores que solo quieren su capital y los dejan pasando dificultades”, le contó a Deutsche Welle el vocero del VDV Ulf Baranowski.

Error de planeación

En el caso de Andreas Brehme, su último trabajo conocido con un ingreso fijo lo tuvo en el 2006, cuando ocupó en Stuttgart la posición de asistente técnico del equipo de primera división. Desde entonces, y cada vez con menos frecuencia, se le había visto en diferentes avisos publicitarios, o participando en eventos públicos.

“En el VDV intentamos enseñarle a los futbolistas como evitar esas situaciones en las que no se sabe cómo ganar dinero fuera de la cancha. Nuestro consejo a ellos es muy claro: hay que tener un plan B, aprender otra profesión, y ahorrar para crear un puente entre el momento de la despedida del fútbol y el de empezar a vivir del contenido del plan B”, explica Baranowski.

El plan B de Andreas Brehme fue seguir en el fútbol, como entrenador. A su cargo tuvo al Kaiserslautern y al Unterhaching antes de convertirse en el asistente del famoso Giovanni Trapattoni en Stuttgart. Esa sería su última estación profesional en 28 años de trayectoria deportiva, que amenaza terminar como la de su colega Eike Immel, exportero del Dortmund y de la selección nacional.

Immel tuvo que declararse en bancarrota tras fallar en cumplir las obligaciones con sus acreedores. En busca de ganar algo de dinero el exjugador protagonizó un penoso concurso de televisión en el que los participantes son enviados a la selva sin alimentos, que solo obtienen tras superar pruebas como el comer genitales de animales o atravesar descalzos cuevas llenas de insectos y ratas.

El autor del gol con el que Alemania ganó el Mundial de 1990 quizás no tenga que hacer algo así, al fin y al cabo ya le han hecho una oferta de trabajo para ayudarlo a superar su penosa estrechez financiera. El también exfutbolista profesional alemán Oliver Straube anunció: “Nosotros estamos dispuestos a emplear a Andreas Brehme como ayudante en nuestra firma de limpieza de canalizaciones. Allí él se enterará lo que es trabajar de verdad haciendo el aseo de los sanitarios e inodoros. Eso le servirá para enterarse de cómo es la vida y mejorar su imagen. Eso sí es ayudar a Brehme”.

(Fuente: Deutsche Welle )