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Recientemente, el Borussia Dortmund pasó una de las mayores vergüenzas que un club de fútbol pueda experimentar. Durante un minuto de silencio previo al partido en Hamburgo que servía para honrar la memoria de Hermann Rieger, masajista del club local fallecido recientemente, un hincha rompió el solemne momento con un grito que estremeció, e indignó, a todo el estadio: “Sieg Heil!”
El saludo propagandístico del régimen de Adolf Hitler, cuyo uso en la Alemania actual esta penalizado, salió del bloque donde se ubica el público que apoya al subcampeón alemán, subcampeón de la Champions League, y uno de los equipos más representativos del fútbol internacional del momento. El Dortmund, para limpiar su nombre, ha prohibido al aficionado responsable del penoso suceso, a quien la policía detuvo pocos minutos después, visitar sus partidos de local hasta el año 2020.
Medidas sin efecto
La sanción es dura, e incluso lo será más porque el Dortmund está concertando con el resto de los clubes alemanes que se le cierren las puertas de todos los estadios de la Bundesliga a esta persona, así como a otro grupo numeroso de aficionados identificados como simpatizantes de las ideas de ultraderecha, que pretenden promover y esparcir usando los partidos de fútbol como vehículo.
Las medidas, sin embargo, terminan perdiendo su efecto cada vez que un neonazi logra filtrarse en las tribunas, y eso sucede con asombrosa regularidad en Dortmund, donde, de acuerdo a un trabajo investigativo de periodistas de Der Spiegel , hay miembros de la ultraderecha empleados dentro del cuerpo de seguridad y de asistencia logística del estadio Signal Iduana Park.
Ello explicaría por qué razón, pese a ser minoría, de acuerdo con las informaciones del club y los gremios de aficionados, los neonazis de Dortmund repetidamente logran acciones impactantes como el despliegue de pancartas con mensaje ultraderechistas, la introducción de símbolos nazis, y la siembra de desconcierto y caos mediante el uso de bombas de humo y luces de bengala que les ocultan mientras entonan provocativos cánticos.
Pero los neonazis no solo han conseguido crear un mal ambiente en el estadio del Dortmund. También en la esfera administrativa y de manejo del club se han dejado sentir, razón por la cual se ha conocido que las directivas estudian la posibilidad de reaccionar cancelando la membresía de los socios cuyas actitudes extremistas influyan en el trabajo del Dortmund.
Dortmund da la pelea
El subcampeón de la Champions League no ha ahorrado esfuerzos en la lucha contra la infiltración de los neonazis en las filas de sus aficionados. En esta temporada, por ejemplo, ha empezado a repartir en las entradas al estadio volantes que llevan como título: “¡Parece prohibido!”.
Allí se encuentra una lista ilustrada de los símbolos utilizados por la ultraderecha para propagar su ideología, también información sobre las marcas de ropa o utensilios preferidos por esas agrupaciones, y explicaciones sobre el trasfondo de varios de sus signos, como el número 18, que representan las iniciales de Adolf Hitler.
Además, el Dortmund inauguró el actual campeonato con un mensaje público del entrenador Jürgen Klopp invitando a oponerse a cualquier tipo de acción radical de la extrema derecha. “Borussia Dortmund representa la diversidad. Nosotros nos oponemos a cualquier tipo de racismo, antisemitismo, y discriminación. Ayúdenos a transportar y vivir activamente estos valores en el seno de la familia del club” , fueron las palabras de Klopp en representación de su equipo.
En el club alemán están preparados para una larga batalla contra los extremistas, que en Dortmund se ha hecho muy fuerte en los últimos años, lo que explica su constante aparición en el estadio y en el fútbol, el espectáculo popular más importante de la ciudad.
(Fuente: Deutsche Welle )