Cervezas sin helar para desalentar el consumo de alcohol, la polémica propuesta de una diputada en la Ciudad de México. (Pixabay)

Cervezas sin helar para desalentar el consumo de alcohol, la polémica propuesta de una diputada en la Ciudad de México. (Pixabay)

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Los días de comprar cerveza helada para mitigar el calor están en entredicho en Ciudad de México ante la iniciativa de una diputada local de prohibir su venta en tiendas de conveniencia para controlar la forma de beber de los ciudadanos.

La iniciativa de la diputada María de Lourdes Paz Reyes, del gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en el congreso de la capital, propone evitar el “consumo inmediato” de la cerveza y de otras bebidas con hasta 7 % de volumen de alcohol.

Para ello, Paz Reyes presentó el proyecto de que las tiendas de abarrotes el contacto más cercano con los consumidores dejen de vender la cerveza refrigerada y exhiban mensajes de que consumirla dentro o en las inmediaciones del establecimiento quebranta la ley en la capital.

El consumo inmediato de cerveza y otras bebidas alcohólicas ha aumentado, por lo que se recomienda establecer políticas contra el consumo, señaló la legisladora en su iniciativa, la cual provocó un debate general y un rechazó absoluto.

La diputada rechazó en declaraciones a los medios que su propuesta sea una tomadura de pelo o alguna ocurrencia, y aludió a encuestas de consumo alcohólico y de violencia contra las mujeres para justificarse.

Algunos comerciantes intentaron verle el lado bueno a la iniciativa al enfatizar el ahorro que implicaría en gasto de energía eléctrica para mantener encendidos los refrigeradores.

Pero Jesús Carbajal, un propietario de una tienda en un barrio de Ciudad de México, asegura que de no venderse fría la cerveza, simplemente no se vendería el producto, que tiene su mayor consumo los fines de semana.

“Afectaría porque si no se vende fría no se va a vender nada”, señala Carbajal, desestimando la importancia del ahorro de electricidad frente al perjuicio mercantil al afirmar que los refrigeradores gastan pero los modernos ahorran mucha energía.

Venderla fría “es un gancho muy importante. Los fines de semana, el viernes y sábado, es cuando más se vende cerveza”, apunta el comerciante.

Precisa que en promedio en una tienda de barrio, los fines de semana se pueden vender hasta 240 botellas de 1,5 litros, aparte de las latas. “Al tiempo (a temperatura ambiente), para empezar no la van a comprar. El 99 % va fría”, enfatiza.

La iniciativa fue considerada como simplista por expertos de las principales universidades de México, mientras algunos otros la tomaron a burla en las redes porque antes de prohibir que se venda fría o caliente, se debe acabar con la corrupción y la venta ilegal a menores de edad.

Este fenómeno es recurrente en las cercanías de las escuelas de bachillerato, donde decenas de “chelerías” ofrecen la cerveza en diversas presentaciones, como las denominadas “micheladas”, un preparado con limón con sal, o tamarindo con chile, según el gusto.

Son chicos y chicas, estudiantes, mezclados con los borrachines del barrio, que beben sus cervezas bien frías en las calles sin que les importe la presencia de la policía.

Hasta ahora no está programado un debate o la votación de la propuesta en el Legislativo local. La legisladora Paz Reyes no respondió a una solicitud de entrevista de Efe.

En una ciudad donde se ofrecen al público más de 30 marcas locales, además de la disponibilidad de comprar cerveza de otros países, tomar una bien fría forma parte de las costumbre de los amigos el fin de semana.

Además de las tiendas de barrio, existen en la ciudad diversos lugares en las que con el consumo de tres cervezas, el cliente recibe la comida de cortesía.

De prosperar la iniciativa de la diputada, a los habitantes de la Ciudad de México solo les quedará comprarla tibia y hacer espacio en sus frigoríficos y llenarse de paciencia y sentarse a esperar a que se pongan todo lo frías que gusten para beberlas.

José Antonio Torres / EFE